jueves, 15 de marzo de 2012

HORACIO DE STEFANO: “Veo fotografías, escenas de lo que busco y algo me dice en palabras lo que veo… no tengo técnicas, ni razones para seguir, ni puntos que defender…”


RUSTICIDAD Y MAGIA.

por Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Entrevista publicada en la red social Miss ARTES en Junio del 2008


Con un toque de RUSTICIDAD Y MAGIA, Miss ARTES abre sus puertas, para llevar a todos los miembros de la comunidad a este nostálgico, casi tanguero, casi amoroso, entre amoroso y perdido, escritor argentino nacido en Buenos Aires el 26 de Junio de 1967: Horacio de Stefano.
A pesar de su juventud, este autor cuenta en su haber con una prolífica obra, entre las que se destacan: Barro y Canela, Amores y otras yerbas, Adam y el origen de la hipocresía, Adoquinado, Al carajo, Candombeando, Contrapunto, Libélula… entre otras.

JK: El desarrollo social de cada país repercute en el desenvolvimiento de su literatura. Y la Argentina no ha sido la excepción. La migración europea ocurrida en el país desde finales del siglo XIX y principios del XX propició un influjo cultural que marcó nuevas pautas en la nacionalidad argentina. En tu caso particular, hijo de una mixtura de sangres europeas, ¿cómo influyó esta situación en tus inicios como escritor y buscador de estas raíces?

Soberanamente, desde la sangre. Mis primeras obras están cargadas de símbolos clásicos españoles, en medio de un idioma demasiado castellano. Supongo que son los primeros escalones que un niño pisa cuando empieza a caminar y necesita sostenerse con algo más que el simple equilibrio del cuerpo… la raíz da fuerza y confianza, como caminar de la mano de los padres. Luego uno comienza a dibujar pasos y huellas con mezcla de las razones que lo hacen crecer… en mi caso, para llegar a mi idioma literario actual, la sangre tuvo que atravesar, con el tiempo, los filtros de la médula… es decir, a medida que me afirmé en mi forma literaria, los asuntos de mi país (como el tango y el folklore, tradiciones aborígenes, símbolos del desarrollo sudamericano), fueron curtiendo la imprenta castellana hasta encontrar el propio equilibrio, un idioma que me identificara. Digamos que de Cervantes a Oliverio Girondo hay un camino poblado de puentes.

JK: ¿Qué de especial te trae a la memoria el barrio de Nueva Pompeya y los paisajes de ese sur porteño?

Todo, mi infancia, mi deseo, la médula de la que hablaba… el primer amor, las primeras muertes, el primer poema escrito, la casa en la que nació mi padre, su escuela que fue mía. Las baldosas más queridas de mi mundo.

JK: Tu prosa y diálogos van preñados de un cromatismo en las imágenes que tal parece que hubieras hecho un pacto secreto con lo que de radiante y enérgico tiene la palabra. ¿En qué consiste el misterio de tu creación?

No sé, en dejarme escribir a voluntad lo que surge del alma. Veo fotografías, escenas de lo que busco y algo me dice en palabras lo que veo… no tengo técnicas, ni razones para seguir, ni puntos que defender… paisajes, protagonistas, historias… son libres de mi creación, yo voy siguiendo las pautas que la personalidad de un protagonista me va dando, lo mismo con las situaciones… si el cielo está morado, pues va a llover… luego, escribo como me gusta leer.

JK: Barro y Canela es una novela que una vez que te atrapa no te suelta aunque desesperes por hacer otras cosas. ¿Qué hay de Horacio en Rodrigo? ¿O de Rodrigo en Horacio?

Tendría que preguntarle a Carmen… no, en vedad, Rodrigo tiene la búsqueda de Horacio, aunque él es un poco más desordenado y más sensible. (Un secreto…: hay más de Carmen en Horacio, que de Rodrigo)

JK: ¿Es Carmen un diamante en bruto de la ficción, o tiene algo que ver con la búsqueda de las raíces de tu realidad?

Es un diamante en bruto de la búsqueda de mi corazón… es una suerte haber nacido a Rodrigo, él me presentó a Carmen… me costó horrores dejar de escribir esa novela: estaba enamorado de Carmen.

JK: En el artículo: “La supersticiosa ética del lector”, Jorge Luis Borges plantea refiriéndose al público lector: “…No se fijan en la eficacia del mecanismo, sino en la disposición de sus partes. Subordinan la emoción a la ética, a una etiqueta indiscutida más bien. Se ha generalizado tanto esa inhibición que ya no van quedando lectores, en el sentido ingenuo de la palabra, sino que todos son críticos potenciales.” ¿Qué opinión te merece tal reflexión?

No estoy totalmente de acuerdo con don Jorge Luis tal vez en nada, yo no lo expresaría como él, nada es cierto, nada es totalmente una verdad, ya que la realidad tiene muchas verdades alrededor… puede que tenga razón… pero sobre todo quien tiene razón es el lector; para él escribimos.

JK: ¿Cuáles son tus proyectos actuales y futuros? Me comentaste que estás enfrascado en el proyecto de otra novela. ¿Algún adelanto para tus lectores?

Una novela muy porteña, doblemente porteña, porque se vive en Buenos Aires y en Colonia (Uruguay)… un hombre embebido en tango, perseguido constantemente por unos fantasmas (poetas del tango como Julián Centeya) que le hablan al oído… o será la voz de su conciencia, o una caprichosa muerte que le ayuda a vivir. La sociedad de Buenos Aires está quebrada, filosófica y socialmente quebrada… caminar con los huesos rotos, tratando de vivir con sentido, de eso se trata y, claro, de un amor difícil.

JK: Ya para finalizar, ¿Qué recomendación puedes dar a los escritores noveles?

Que se escapen de las historias y las vean a través de los sentimientos de los personajes. Que le den pies, manos, boca y una historia de vida a esa gente. Por lo demás, sólo animarse a escribir, aunque duela, aunque sea risible… y, por supuesto, una historia puede ser ficción, pero la representan gentes que deberían de ser carne y hueso. Se habla como se vive, se vive como se puede, y eso trato de reflejar.

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