miércoles, 30 de diciembre de 2020

FELIZ 2021!!!


El colectivo de autores de Letraweb le desea a todos nuestros lectores un feliz 2021. Que en el nuevo año que se avecina se cumplan sus sueños, metas y propósitos. Y que la sal de la vida, aunque sea en sí misma un condimento indispensable del que no podemos escapar, venga apenas en su dosis exacta, apenas la justa para que no eclipse la felicidad.

 

Que la paz y el amor sea con ustedes

 Martha Jacqueline

domingo, 27 de diciembre de 2020

WWW: WAKE (Despertar)

(Fragmento)
 
Además, había oído la vieja broma: "La mala noticia es que el Partido Comunista lee todos tus email, la buena noticia es que el Partido Comunista lee todos tus email" —significando, decía más o menos la broma, que estaban muchos años atrasados. Pero esa ocurrencia databa de cuando los seres humanos realmente hacían la lectura; en estos días las computadoras analizaban los email, en busca de palabras que pudieran sugerir sedición u otra actividad ilegal.

La mayoría de los bloggers chinos eran como sus homólogos en otros lugares, tonteando sobre las aburridas minucias de su vida cotidiana. Pero Sinanthropus hablaba sobre cuestiones de fondo: los derechos humanos, la política, la opresión, la libertad. Por supuesto, esas cuatro frases eran buscadas por los filtros de contenido, por lo que escribía acerca de ellas de forma oblicua.  

La poesía de Horacio De Stefano: "Sin rastro"



Daría la piel, el juicio, el verso, el dolor… daría al sabor por una fruta con sabor…
si al menos supiera el precio de la muerte
daría la vida por eso que vale más que la muerte,
si vos supieras…

no quedan largas fronteras, ni cortas, después de un beso,
sólo la extensión inanimada del polvo que nos define salvajes, como humanos,
sólo las manos unidas… si vos supieras…

con una chispa renace la materia,
la revolución que ignora males peores… la materia viva… vos,
el fuego de mi rebelión sencilla de dos voces, la canción serena,
América sencilla, flor del campo, luna de obra, puma andando por el monte… 

allí mi esencia…

y si pudiera pedir un sueño, pediría que entendieras el aullido de los vientos, 

el hambre de los caminos,
el amor del caminante que suspira a contraviento y tuerce el cuello velao como lechuza
pa’ mirar por dónde viene… por dónde viene la muerte…

sábado, 26 de diciembre de 2020

Los Misterios de Shamballa

 

Cuando se habla de SHAMBALLA suele referirse a un lugar extraño, secreto, misterioso e inaccesible. Y esto es verdad, aun cuando a juicio de algunos investigadores se le considere un “lugar físico” pero que al decir de los entendidos o de aquellos que realmente investigan los grandes secretos arcaicos de la Naturaleza, SHAMBALLA se halla oculto en las misteriosas e impenetrables regiones etéricas del planeta y solamente tienen acceso allí los grandes Iniciados.

Sin embargo, en las interioridades de los Ashramas de la Jerarquía se habla de SHAMBALLA, además, como de “un estado de conciencia del Logos planetario” del cual todos participamos en cierta medida. Así, el acceso a los suaves aunque tremendamente dinámicos Retiros de SHAMBALLA -ya se le considere un lugar físico por los profanos, un recinto etérico por los entendidos o un estado de conciencia del Logos planetario por los discípulos espirituales vendrá condicionado siempre por las pruebas, dificultades y crisis inherentes a la Iniciación, que deberán ser enfrentadas y vencidas antes de poder penetrar en sus maravillosos santuarios internos. Esta es la primera gran verdad a ser enunciada al emprender nuestro estudio sobre SHAMBALLA.

 

viernes, 25 de diciembre de 2020

Rebelión en la granja

(Fragmento)

Estos tres habían elaborado, a base de las enseñanzas del Viejo Mayor, un sistema completo de pensamientos al que dieron el nombre de Animalismo. Varias noches por semana, cuando el señor Jones ya dormía, celebraban reuniones secretas en el granero, durante las cuales exponían los principios del Animalismo a los demás.

Al comienzo encontraron mucha estupidez y apatía. Algunos animales hablaron del deber de lealtad hacia el señor Jones, a quien llamaban "Amo", o hacían observaciones elementales como: "el señor Jones nos da de comer"; "Si él no estuviera nos moriríamos de hambre".

Otros formulaban preguntas tales como: "¿Qué nos importa a nosotros lo que va a suceder cuando estemos muertos?", o bien: "Si esta rebelión se va a producir de todos modos, ¿qué diferencia hay si trabajamos para ella o no?"

 

Autodefensa Psíquica

 

Vivimos en medio de fuerzas invisibles de las que percibimos únicamente sus efectos. Nos movemos entre formas invisibles cuyas acciones muy a menudo no percibimos en absoluto, aunque podamos ser afectados muy profundamente por ellas.

En este lado mental de la naturaleza, invisible a nuestros sentidos, intangible a nuestros instrumentos de precisión, pueden ocurrir muchas cosas que no están sin su eco en el plano físico. Hay seres que viven en este mundo invisible como peces en el agua. Hay hombres y mujeres con mentes entrenadas, o aptitudes especiales, que pueden entrar en este mundo invisible como un buzo desciende al lecho del océano. Hay también tiempos en los que, como le ocurre a una tierra cuando los diques marinos se rompen, las fuerzas invisibles fluyen sobre nosotros y empantanan nuestras vidas.

 

La lucha contra el demonio

 

Todo espíritu creador cae infaliblemente en lucha con su demonio, y esa lucha es siempre épica, ardorosa y magnífica. Muchos son los que sucumben a esos abrazos ardientes ‑como la mujer al hombre‑; se entregan a esa fuerza poderosa, se sienten penetrar, llenos de felicidad, para ser inundados del licor fecundante. Otros lo domi­nan con su voluntad de hombre, y a veces ese abrazo de amorosa lucha se prolonga durante toda la vida.

Ahora bien, en el artista, esa lucha heroica y grandiosa se hace visible, por decirlo así, en él y en su obra; y, en lo que crea, está viva y palpitante, llena de cálido aliento, la sen­sual vibración de esa noche de bodas de su alma con el eterno seductor. Sólo al que crea algo le es dado trasla­dar esa lucha demoníaca desde los oscuros repliegues de su sentimiento a la luz del día, al idioma.

Cuando el demonio reina como amo y señor en el alma de un poeta, surge, cual una lla­marada, un arte característico: arte de embriaguez, de exaltación, de creación febril, un arte espasmódico que arrolla al espíritu, un arte explosivo, convulso, de orgía y de borrachera, el frenesí sagrado que los griegos llama­ron pavta y que se da sólo en lo profético o en lo pítico.

Inteligencia espiritual


Se necesita coraje y ser abierto para conseguir autenticidad. Ser capaz de decirte a ti mismo y al mundo, ´Te guste o no, este soy yo,´ y después vivir esa verdad. Pero una vez que aceptas tu humanidad, la integridad no es nada difícil. No se trata de ser perfecto o infalible; todos hemos cometido errores. Sólo podemos hacerlo lo mejor posible y aprender de nuestros fallos, para que podamos hacerlo mejor la próxima vez.

 

 

 

jueves, 24 de diciembre de 2020

Las enseñanzas de Don Juan

Un "aliado" es un poder que un hombre puede traer a su vida para que lo ayude, lo aconseje y le dé la fuerza necesaria para ejecutar acciones, grandes o pequeñas, justas o injustas. 

Este aliado es necesario para engrandecer la vida de un hombre, guiar sus actos y fomentar su conocimiento. De hecho, un aliado es la ayuda indispensable para saber.

Un aliado te hará ver y entender cosas sobre las que ningún ser humano podría jamás iluminarte.

Un aliado es un poder capaz de llevar a un hombre más allá de sus propios límites. 

Así es como un aliado puede revelar cosas que ningún ser humano podría.

 

martes, 22 de diciembre de 2020

Una realidad aparte...

 


La diferencia entre "mirar" y "ver" consiste básicamente en que "mirar" es poder confirmar a través de nuestra vista que el mundo es tal como nuestra razón nos dice que es, y "ver" es la capacidad del hombre de conocimiento para percibir, no necesariamente con la vista, la otra realidad. Una vez que un hombre aprende a ver, se halla solo en el mundo.

 

Un vuelco al corazón...



A Rosario Castellanos

Un vuelco al corazón…
¡qué tan precoz la hora de saberte!
Urdiste el grito en el susurro de adivinar el polvo
tenaz sobre tu vida ausente
en la mudez de alguna línea de futuro.
Cómo abolir tamaño espanto,
el sortilegio de lo roto,
unir aquello vencido de la luz
sin desgajarte rehén
del resplandor huido de tu infancia.
Tantas cartas Rosario, tanto asilo en el sueño,
cuánta palabra volaste de tu sangre
para llevar el verso;
no era feliz al tacto acopiar tanta espera,
ir refundando la nostalgia,
silenciarte el pulso doliente de querencia.
Marcada en el suspenso un día te dormiste,
rendida en una chispa, lívida,
dueña de tu destino fulminante,
desde siempre.



Poema leído por cortesía de la administración de Salamaga en:
www.voznochedealma.com

Poetas sin fronteras el 14-09-09

jueves, 10 de diciembre de 2020

LA CASA DE BLEIZ



(Fragmento)

Se llamaba Ruzzo. Lo trajo un pescador, el mismo que lo atrapó robándose unas hortalizas en la parcela aledaña a la comisaría. Otro hijo olvidado del Cerro de San Juan, pensó la señorita Bleiz, mientras Cloe le preparaba un baño caliente con un poco de extracto de Castaño de Indias. Tenía el gesto arisco y la mirada huidiza, y su piel expuesta delataba las huellas del rigor sufrido a la intemperie. Poseía la edad suficiente para sobrevivirle a las callejas, pero muy corta aún para salvarse a sí mismo. 
 
Cuando Cloe lo sumergió en la tina, parecía aún más chiquito. Daba miedo apretarlo fuerte; despojado del chaquetón de invierno y de la mugre, destacaba un costillaje esplendoroso y una tez menos morena de lo que parecía. Contrario a los pronósticos, era manso en el agua; quietecito, se entregaba al beneficio de la esponja que la señorita frotaba suavemente por su cuerpo. Y, mientras su curiosidad reconocía el lugar, cierta adaptabilidad iba borrando el ceño de su frente. En vano trataban de adivinar el color de aquellos ojos irritados por la espuma y los vapores que empañaban los espejos; pero, a juzgar por cómo vagaba su mirada, no era difícil intuir el tono de una pueril melancolía.   
 
Luego de desaguar la tina y limpiar la suciedad, Cloe salió precipitada, gruñendo por lo bajo, a servir la cena. Entretanto, Ruzzo se hallaba sentado al borde de la cama envuelto en una manta y la señorita, hincada de rodillas frente a él, le examinaba las viejas cicatrices que cubrían sus manos, sus brazos y sus piernas. Miraba aquellas marcas que le hablaban; ella entendía aquel lenguaje, sus gritos y silencios. Luego de aplicarle tintura de árnica en las zonas rosáceas, ya libres de postillas, lo abrazó con cariño y le besó la frente. Desconcertado, el niño quedó rígido, con los ojos atónitos, estremecido por ese arranque de ternura que le era tan ajeno. No obstante, casi que se dejó mimar y peinar y vestir, como si aquello fuera algo que no le sorprendiera. 
 

HABANA





Cuando en el suelo aún no se dibujan sombras,
y quedan vestigios de humedad en los árboles,
amo el andar por ti… mi Habana.

Es que en ese instante tan efímero
donde vas despertando poco a poco
y tu entumido cuerpo que reposa
va entreabriendo sus párpados cerrados
es cuando aspiro y hueles a esos siglos
de suave aroma y resplandor innato.

Ya en tus ojos abiertos no hay descanso,
pero… qué grato recorrerte toda
sin límites de tiempo y de distancias,
marcando el paso por tus puntos cardinales
la multitud que fluye en tus arterias
te da esa vida… como a ninguna otra.

Habana Vieja y Colonial, eres historia,
perpetuamente en tus muros desdoblada,
no existe ni un rincón que no conozca
de tus claroscuros detallados,
porque aún las luces que no hieren
las barriadas de tu seno marginadas,
no magullan ni restan a tu encanto,
la belleza febril que te acompaña.

lunes, 16 de noviembre de 2020

EL FUEGO DE TU EMBRUJO

 (La lluvia se muere gota a gota

el beso se me cae entre los labios,

tu piel -a punto- resbala por mi boca

y tu lengua es un potro desbocado).

 

Aquí te espero en la esquina del frío

en esta noche de otoño demorada

probándome tu nombre como abrigo

y cosiendo tu abrazo en mi almohada.

 

No importa que muera de algún celo

ni de mirar tus ojos tan desnudos,

si siempre vas viniendo como quiero

quemándome en el fuego de tu embrujo.

 

domingo, 15 de noviembre de 2020

TENGO

 

Tengo un pecado maduro, casi fiero,

desnudándome el cuerpo… mi guerrero,

con un vicio de fuego milenario.

 

Tengo tu boca mordiéndome la carne,

rozándome -de sur a norte- la locura,

tengo un gusto en la piel que sabe a amarte,

que se quedó prendido en mi cintura.

 

Tengo tu nombre clavado en la garganta

y un beso que de lejos me perdura,

un te quiero sahumado por las horas

y tu abrazo que la calma me procura.

 

Tengo este verso hilado por el viento

en el pecho de estar, en tu figura,

tengo una sed de siempre y yo sí puedo

atentando con el goce a tu cordura.

 

jueves, 8 de octubre de 2020

QUISIERA DEJAR DE SER AQUELLA...

 

Quisiera hoy dejar de ser aquella

que confundía octubre con tu risa

que fabricaba el pan de tu mirada

y te zurcía el cansancio de la prisa.

 

Quisiera arder de fiebres imposibles

y negar el quehacer difícil de la espina

para que no me duela el alba de este sábado

ni tu nombre caído en la ceniza.

 

Pero sigo desnuda contando las estrellas

y tu noche en mis ojos pasa desconocida,

qué olvido tan violento parecido a una piedra:

 me devuelve el golpe hiriéndome en mí misma.

lunes, 5 de octubre de 2020

MEDCEZIR

 

Ben Jochai cerró la tienda de antigüedades antes de lo acostumbrado. El reloj de la Catedral marcaba las seis de la tarde cuando oscuros y densos nubarrones, en dirección al norte, presagiaban tormenta. Pasados unos instantes, el clamor del cielo embravecido llegó con las primeras gotas de agua que repiqueteaban en un sonido monocorde contra el cristal del ventanal entreabierto. A paso apresurado se dispuso a trancarlo mientras observaba, a lo lejos, del otro lado de la plaza, el ritmo cadencioso de los eclesiásticos que se desplazaban por las naves laterales de la iglesia en dirección a la sacristía. Los fuertes vientos habían tumbado el tendido eléctrico de la cuadra por lo que la escasa luz que alumbraba la habitación provenía de unas velas perfumadas situadas en una pequeña mesa de caoba adosada a la estantería de libros. El mobiliario personal era escaso, pero servía adecuadamente a sus propósitos y a los de su hijo.

El pequeño Medcezir, de apenas siete años, practicaba la caligrafía con trazos firmes y seguros en un diminuto cuaderno que su padre le había obsequiado para ese fin. Con una gran disciplina y entrega, imitaba los complicados jeroglíficos del ejemplar de turno con una maestría impropia para su edad y para sus conocimientos sobre las lenguas muertas. De pronto, se distrajo de su labor y dijo:

 —Padre… ¿podrías traducirme lo que he escrito?

 Ben Jochai alzó la vista por encima de sus espejuelos y dejó de clavar en el techo por donde filtraba una gotera. Bajó de la escalera con una sonrisa, se acercó al pequeño y examinó las líneas perfectamente duplicadas.

QUIEBRAHACHA

 

Dos cosas sí que amaba en la vida el compadre Venancio: su mujer y la tierra. Cuando digo tierra, me refiero a aquella que por derecho un día hubiera sido mía, pero que me quitaron. El difunto Justiniano, ido hace muchos años y quién sabe si en gloria (por parte de padre abuelo de él y por parte de nada algo mío), en nombre y títulos le dio al Venancio en vida todo lo que tenía, y a mí me pasó por alto como si no existiera. Tal determinación me azuzó el coraje. Juro que me empeñé en odiarlo, a decir verdad, casi que lo logré y en justa causa, porque si alguien había batallado de tú a tú, a lluvia y sol, con el cuero invicto de aquella tierra, ése era yo.

Quiebrahacha era una región que, de tan dura, mellaba a gusto el filo de lo que fuera. El viejo Justiniano bien que lo decía: «Quiebrahacha tiene las entrañas encallecidas y el alma casca». Todo en ella despuntaba a duras penas, pero cuando lo lograba, era con un vigor atroz y un brillo acerado. Sus colores eran fuertes y definidos, sin tonos medios. Tal es así, que el mismito verde que veíamos allá, prendido de las hojas de los árboles, se repetía así de idéntico en los frutos no hechos, en la hierba baja y hasta en los ojos de algunos. Llovía de cuando en vez, una lluvia rápida, a chorros más gruesos que el de las cañerías, con tal suerte, que si te adivinaba, dejaba un rastro de moretones en la piel y un reconcomio del diablo; y demoraba en caer casi el mismo tiempo que tardaba en agotarse el agua de los pozos. Durante el día, hacía un sol de perros, que descueraba la piel y ulceraba el estómago. Luego, llegaba una noche fresca como a modo de tregua, con un cielo bien limpio y una luna grande y un montón de estrellas. A veces ni dormíamos tratando de estirarla, pero era intento vano, la noche nos llegaba y a la vez se escurría tal como la lluvia: rápida y a chorros. Nadie en Quiebrahacha era semilla vieja. Los viejos que veíamos ya habían llegado viejos, y de tan viejos, olvidaron la edad. No se conocía un nacimiento y tampoco una muerte. Es que allá todo costaba gran trabajo: hasta nacer, envejecer o morir. Entre vecinos, la gente era algo fría y distante; nadie hablaba si no era necesario, pero cuando lo hacían, aquello se volvía una confrontación al rojo vivo y casi siempre para ajustar alguna que otra cuenta. Todos, de cierta forma, habían llegado huyendo de algún sitio. Acaso eso los hacía mirarse por encima del hombro y aferrarse a la tierra, o tal vez era por aquella historia en común que no tenían, o quién sabe, si como Quiebrahacha, ya venían con las entrañas encallecidas y el alma casca.

jueves, 13 de agosto de 2020

QUÉ PODRÍA DECIRTE

 Qué podría

decirte de nosotros,

de ese encuentro de asombro,

casi loco,

de tus cartas de fuego y te añoro

de tu ternura como hambre

de mi frente.

 

Qué podría

decirte en este viernes

si te llevo prendido de mi boca,

y no me asusta nada,

ni el mañana…

porque el mañana es como casi,

como siempre,

una ráfaga de luz en el poniente,

una fiera en su guarida demorada.

 

Qué podría

decirte de la muerte,

si en tu suerte de amante alucinado

vas clavado en la mente, mi guerrero,

con un dulce sabor resucitado.

viernes, 1 de mayo de 2020

En tu hábito triste de estar lejos (Poema)...


Tengo el sueño de echarme a la locura
en tus manos de hombre bien plantadas,
te veo jugueteando en mi cintura,
convidándome en las noches solitarias.

Tengo un beso de fuego y te quiero
rondándote de a poco la cordura,
tengo un hambre de siempre y no puedo
rebrotando una flor en tierra dura.

Tengo un gusto en la boca violentado
que me sabe a delito de tu cuerpo,
tengo un llanto mudado para rato
en tu hábito triste de estar lejos.

viernes, 17 de abril de 2020

Cortejo de mirarte (poema)...

Ahora… cuando la noche se abre como un capullo al sentir el temblor de la savia, cuando la soledad se mira en mí como hierba sedienta que se inclina sobre el espejo de un río, cuando el amor recobra la fuerza de su juventud y cohabita con su propio destino, cuando el sueño tiene su luz en un reino de dóciles distancias, ahora… es el momento de mirarte.




Mis ojos te recorren
y el corazón va besando mi mirada.

Entonces te imagino acortando lejanías,
robándole las llaves a la suerte
para abrir las puertas que separan,
mojando de agua bendita los umbrales
carcomidos de tiempo y añoranza,
bebiendo el dulce brebaje del recuerdo
para no darle tregua a los olvidos,
haciendo un talismán de huesos de pescado
para alumbrar el viaje que no acaba,
dejándome un sitio allí en tu lecho
para ahuyentar las sombras de la casa.

Ahora… cuando sopla una brisa que se me hace tu aliento por mi cara, cuando me llega la luz de unas estrellas que impasibles dioses apagaran, cuando la ilusión de ayer me anuncia que somos todavía, cuando el espejo me devuelve el rostro de aquella que te ama con la vida, ahora… es el momento de mirarte.

Entonces te imagino
encerrando el poder de la negrura
en el vuelo de un pájaro,
tatuándote la piel con aquel signo
que tiene una potestad semejante al ensueño,
celebrando el matrimonio de mis manos y tu sonrisa,
haciendo un círculo de sal
para preservar, en su centro,
mi fortuna de humilde,
convirtiendo en riqueza de la inmortalidad
la luminosidad de un día.

sábado, 11 de abril de 2020

Fragmento de mi novela El Engastador: “Camino hacia las Avenidas del Poder” …

Hola amigos, hoy deseo compartirles otro capítulo de mi novela de ciencia ficción: El Engastador.


CAPÍTULO 5: EL EMPUJÓN DEL PODER

Yo apenas podía moverme de mi sitio luego de lo ocurrido. Amira recobró de inmediato la compostura como si no hubiese sucedido nada y comenzó a avanzar a paso rápido. De pronto, El Engastador se detuvo como impelido por un pensamiento antiguo y nos dio un trago del brebaje vigorizante que guardaba en el Kuscho.

―Hoy no vamos a dormir a la intemperie… pernoctaremos en mi chacra, que se encuentra cerca de aquí.
―¿Su chacra? ―dije observando las profundidades de la selva que nos rodeaba.
―Sí. Camina detrás de nosotros, no pierdas el paso.

El brebaje me produjo un efecto estimulante, pues a pesar de toda la distancia recorrida no me sentía cansada. Llegamos a una zona donde el bosque se hacía menos denso. El Engastador y Amira terciaron por un camino de tierra apisonada flanqueado por romerillos, manzanillas y oréganos brujos. A la altura de un montículo de piedras coronado por una cruz, el sendero se bifurcó en dos trillos idénticos. Ellos siguieron el que quedaba a nuestra izquierda. Como a los veinte pasos, El Engastador abrió una reja cubierta por una cerca de malla metálica y desaparecieron tras cruzar el umbral de la misma.

Yo los iba siguiendo con determinación, pero al empujar la reja no pude abrirla. Una fuerza descomunal me impedía el paso. En ese instante, una nube escondió a la luna y quedé sola, en medio de la oscuridad. Volví a empujar con más fuerza, pero no sucedió nada. Busqué a tientas con la mano por si había algún cerrojo que me hubiera pasado inadvertido, pero los refuerzos se me mostraron limpios. Persistí otra vez en mi intento antes de darme por vencida y, para mi sorpresa, pude abrirla, pero con mucha dificultad. Parecía hecha de plomo o de un metal muy pesado. Bajé por el sendero por donde habían desaparecido El Engastador y Amira. Vislumbré luces en la chacra. La luna volvió a asomarse resplandeciente y miré al cielo para contemplarla. Entonces, no di crédito a lo que veía: había dos lunas. Una quedaba a mi espalda y la otra encima de la chacra del Engastador. Corrí hacia allí con toda la cautela que pude para no tropezarme con los salientes de piedra bruta. La temperatura estaba fresca y, sin embargo, llegué empapada de sudor.

Has tardado más y menos de lo que esperaba ―dijo El Engastador con una sonrisa.

Ellos se hallaban sentados frente al fuego de una chimenea de estilo rústico y campestre. Les conté, sin omitir detalles, todo lo que me ocurrió. El Engastador se levantó de su silla de mimbre moviendo la cabeza y se dirigió hacia una cocina de dimensiones reducidas en la que había, empotrada en una pared de ladrillos desnudos, una mesa de teca con olor a barniz recién untado. Sirvió, en unos cuencos de barro, una sopa de verduras con plátanos que tenían forma quebrada, y en un plato de loza china colocó trozos de un pan amarillo de molde rupestre, frito con cebollinos, dientes de ajo y enchumbados en una pasta de ají. Me indicó con un gesto la butaca que se encontraba frente a él. Yo tomé asiento en lo que Amira acababa de disponer los cubiertos y traía una tetera con una infusión de té negro.

―Lo que te sucedió es lo que llamo el Empujón del Poder. Forzaste con tu intento la abertura entre mundos y por un instante pudiste vislumbrar otro universo.

martes, 7 de abril de 2020

La ofrenda (poema)...

Quisiste darme una ciudad,
la constancia del aire
en ese atardecer pletórico en gorriones,
la raíz del perfume que tiende el peregrino
como un puente con vistas hacia el mar.

Sí, quisiste darme una ciudad
con las puertas abiertas al vuelo de ese pájaro
que habita en mis patios interiores,
creciéndome de sombras en todo mediodía,
con murallas que no hicieran temblar al que regresa
sediento del amparo de ser libre.

Más era sencilla tu intención
y en vez de una ciudad me diste un sueño.

lunes, 2 de marzo de 2020

Último deseo (poema)


Pido a Dios, morir bajo tu sombra,
observando el brillar de tus pupilas
con la pureza, que el amor destila,
agonizando por ti, si es que te asombra.

Al intenso ritual de las miradas
sortilegio sutil, que habla en silencio
enardeciente pasión, placer intenso
que da la seducción más encantada.

Vibrar en cada célula y extremo
en la ínfima arteria y en la fibra
do la reciprocidad, esgrime y libra
en sincronización, hallar consuelo.

Y luego al concebir, insigne anhelo
dejarte el corazón en mi partida.



miércoles, 19 de febrero de 2020

SERGIO LÓPEZ SUAN: “Válgame luz, y en esta sombra insana, la ignorancia concibe a un hombre sabio”.


Por Martha Jacqueline Iglesias Herrera

Para la primera entrevista de este 2020 tengo el placer de invitar en Letraweb al poeta y escritor argentino: Sergio López Suan.

Sobre él podemos decir que nació en la ciudad de Santa Elena, provincia de Entre Ríos, República Argentina, el día 15 de octubre de 1974. Ha realizado diversos trabajos y se ha desempeñado en diferentes oficios, pero su constante es la poesía. Su firme vocación de escritor le mantiene su inquebrantable decisión de ser poeta. Voz de su pueblo y de los más caros sentimientos de la condición humana. Publicó su primer libro Sol Edad en 2012 con Editorial DEL CLE, Paraná, Entre Ríos, el cual fue presentado en 2013-2014 en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en la Cámara Argentina del Libro en el stand de Independientes, en el stand se SADE (Sociedad Argentina de Escritores) de la cual es socio activo desde el 2013. Y con el mismo participó en 2014 del Premio Faja de Honor del género poesía. Su segundo libro Sol Dado fue publicado por Editorial Dunken, de Buenos Aires. Obra breve entre una vasta obra inédita que paulatinamente irán alcanzando la dimensión del libro para perdurar y brindarse a sus semejantes y a insospechados lectores.

Le damos la Bienvenida en nuestro espacio y espero que esta entrevista sea de gran interés para nuestros lectores.

JK: Sergio, para comenzar esta entrevista quisiera preguntarte: ¿Qué de especial te trae a la memoria la ciudad de Santa Elena?

Creo que la batalla que ganamos en los cielos con las huestes celestes nos condecoró con un lugar nuestro en el mundo donde echar raíces. Llevar en el alma la niñez, los bellos momentos en familia y las personas conocidas. Amo a mi pueblo Santa Elena, Entre Ríos, Argentina.