miércoles, 27 de enero de 2021

DONDE EL CIELO ES LUZ

 


Tú que sostienes mi sombra con tus manos

y das vuelo a mis alas

viste de verano en flores tu caricia

y hazme de ti para no morir de ganas.

 

Tú que te levantas ante la injusticia

y llevas un mundo de amor en tu mirada

vuélveme a semilla que rompe la tierra

para no intuir la vida que se acaba.

 

Tú que brillas alto como aquella estrella

donde el cielo es luz que roza mi alma

dame un beso, amor, que dure por siempre

lléname de ti… lléname de calma.

 

domingo, 17 de enero de 2021

AL SUR DE MI SONRISA


Vienes para contarme del canto y de la rosa

con tu paso rebelde hollando la ceniza

vienes como quien pasa una tarde de enero

febril en ese viento que desnuda a la espiga.

 

Vienes hilando aromas con letras de mi nombre

y arrancas de mi piel ternuras consentidas

llegas con el desorden de tu estirpe de hombre

sembrando primaveras al sur de mi sonrisa.

 

Vienes tirando horas de amor en mi ventana

y siempre que te nombro me acuerdo de algún frío

tu locura es un fuego urdido entre dos alas

que arde por mi cuerpo travieso como un niño.

 

jueves, 14 de enero de 2021

Prólogo al Libro de Poemas: “Recuérdame” de Esteban D. Fernández

 

Por Horacio De Stefano

Buenos Aires, mayo del 2016


¿Cómo presentar un libro de poesía?... ¿cómo describir el vuelo de una mariposa o el yunque de un herrero?

¿Cómo presenciar el nacimiento de los frutos?: ¿desde las manos del labrador?, ¿desde la grieta de la tierra fértil?

¿Cómo presentar un libro de poesía?

Se habla de un autor, de su alma rebelde y a la vez dócil. Se habla de los versos, libres de ser, pájaros… el canto del alma, el rugido del amor en cada verso.

Seguramente ambos elementos, autor y obra, están mucho más ligados entre sí de lo que puedan especular o decir de ellos estas palabras.

No imagino ahora la importancia de un prólogo, pues sólo puedo dimensionar entre vislumbres el camino que se abre a partir de las páginas siguientes… quizá esto sea un simple acompañamiento que, imposiblemente, pueda dragar la profundidad de dicho camino, las páginas verdaderamente necesarias.

El amor del poeta… la piel de la poesía…

Fuego y lluvia, eso será cada poesía en su más noble decir.

Polvo y viento el poeta, sólo eso, nada más y tanto, en la colonia de sueños y realidades que lo atraviesan.

De poco y nada serviría intentar descifrar los laberintos que lleva la mariposa en su vuelo… y es que tampoco existe un servir en descifrarlos, debemos pues explorarlos con los sentidos. Y es el impresionante acto de quedarse uno inmóvil, inmovilizado y flotando, observando semejante belleza… una de las maravillas de nuestra naturaleza: el vuelo de la mariposa, el alma del poeta, el yunque del herrero.

Y él lo sabe, pájaro de alas de seda, porque eso mismo es su poesía, el espíritu sin fronteras que fascina al amador que lo observa y lo inmoviliza, con brisa en el cuerpo, flotando, mientras libera todo el caudal de su frescura.

Prólogo al Libro de Poemas: “Inscripciones del Tiempo” de Esteban D. Fernández

 

Por Víctor Morata Cortado

Murcia, 19 de mayo del 2016


Soy enemigo de los prólogos. Sólo en los últimos tiempos. Antes tenía un concepto diferente de ellos. Pero soy consciente de que un día éstos subrayaron mis textos bajo la impresión de otros a los que considero talentosos escritores. Por esa deuda pendiente tal vez y por la amistad que me une a quien me pidió que lo escribiera, este prólogo existe.

No soy poeta, aunque hubo un tiempo en que me consideraba escritor de versos y gasté cientos de palabras y un buen puñado de papeles en dejar constancia de ello. Eran tiempos en que vivía enamorado del amor, en que era un muchacho doliente al que las estacas se le clavaban una y otra vez en el corazón, agujereándolo como un castigo, agrietándolo hasta hacerlo pedazos o jirones o lo que sea. Destrozándolo. De mis enamoramientos, que exaltaban mis pasiones y turbaban mi percepción del mundo hacia colores vistosos, y de mis decepciones, que lo teñían todo de negro pesimismo, surgían mis versos. En esa montaña rusa de emociones y sentimientos que llenaban páginas y páginas como desahogo del alma. Pero no. No soy poeta. Sólo viví creyendo hacer poesía. Por eso me sorprende que se me haya pedido hacer esto. ¿Qué puedo decir yo de versos y rimas? Nada. Eso se lo dejo a los eruditos y entendidos. De lo que sí puedo hablar es de la evocación.

Cuando yo escribía poemas de amor y desamor no pensaba en la rima ni en intrincados artificios y estructuras, sino que me valía del sentimiento que se destilaba de sus versos. Lo que evocaba para mí y para otros era lo importante, porque en el propio vómito impulsivo de su creación veía yo la impronta de mis emociones. Sólo así veía fidelidad a la hora de traspasar la carne y la mente para depositar mi alma sobre el papel y que otros, acaso, lograran entender y vivir a través de mis palabras. Si hablo de todo esto es porque Esteban D. Fernández posee ese lenguaje visceral que nace de dentro y se instala con cierto dolor en la hoja en blanco, para llenarla de matices e impresiones nacidas de la soledad, la tristeza o la exaltación del amor, pero que pasan, además por conceptos más complejos que incluyen mitología, filosofía y religión.

domingo, 10 de enero de 2021

Poema 40...



No es nada.
No pienses que estoy triste.

Si ando callada -bastarda de las sombras-
con restos de vigilia y noche entre las manos,
absorta en el perfil borrado del paisaje,
echada en el rincón más hondo de mí misma…
no pienses que estoy triste.

A veces necesito fugarme hasta ser nada.
Descolgar el vacío, inútil, del vacío,
donde roza la luz en un arriba insospechado.
Y verme así, hundida hasta ser fondo,
vuelta de mí… esa –otra yo-
que me contempla en la distancia.

No es nada.
Quizá -tan solo- me vence la nostalgia.
Una nostalgia antigua que llega de repente
prendiéndose en el absurdo mohín de las cayenas,
espabilando al recuerdo de aquel gesto
(de brutal animal acurrucado)
pateando la sonrisa hasta llorarla,
hasta ser sombra insospechada que me aloja
cuando rasguño la noche con mis manos.

Pero… no es nada.
No pienses que estoy triste.
 

viernes, 8 de enero de 2021

ORÁCULO EN MIRADA DE ÁNGEL

 


Aquí estás y aquí estoy, juntos como vigías en la ilusión de una historia secretamente indescifrable. Perdidos y encontrados en las huellas que anuncian a esos pasos que vuelven. Viendo rodar, como en un juego del destino, los dados de ese salto mortal del pensamiento que sobrevive en la arena de un desafío más allá de la muerte. Con las palabras colmadas en la boca porque fueron señuelos en la trampa del desdecir de la eternidad. Inseparables siempre como rehenes de la luz de quien fuimos antes los huéspedes cuando la negrura era otro sol.

Porque ha llegado enero tan tuyo como mío, escribiendo su oráculo en mis ojos, dictándome un designio sin fronteras a mí… que soy tu ángel.

EMBRUJO DE VISIÓN

 


Sagradamente escondo en un rincón del pecho invencibles imágenes:

Retratos de conjuros a la luz de aquel fuego que una vez encendiera la más dura visión, efigies con tu perfil de amante velando por el vago respirar de mis sueños, las huellas de mis pasos dándole vida a tu camino forjado con la crueldad de un inclemente sol debajo de tus párpados.

 Pero aquí, ante mí… oculto en la sumisa polvareda con que el instante ha invadido, el hechizo de tus ojos le da alas a esa mirada tuya que revolotea en mis umbrales, como un pájaro que repite con idéntico canto alguna melodía que aprendiera en su vuelo… bajo el envoltorio de una lluvia que es inclemencia de lo alto y castiga la presunción de ese cielo despejado en el tiempo.

Cautiva estoy de ti… no en vano muero y revivo en tu sonrisa, el aliento de mi audacia sostiene la estocada del cortejo de tu sangre, latiendo en mí, tocando en mí,  brotando en mí.

jueves, 7 de enero de 2021

¿Cuánto amas la verdad?

 

¿Realmente amas la verdad o simplemente eres curioso? ¿La amas lo suficiente como para reconstruir tu entendimiento, para conformar una realidad que no encaje con tus creencias actuales, y no te haga sentir feliz en un 120%? ¿Amas la verdad lo suficiente como para continuar buscando incluso cuando duele, cuando revela aspectos de ti (o de la sociedad, o el universo) que son impactantes, complejos e inquietantes, o humillantes, gloriosos e increíbles, o incluso, cuando la verdad va más allá de la misma mente humana? ¿Entonces cuánto amamos la verdad? Yo creo que es una buena pregunta para formularnos”.

 

Scott Mandelker

“En busca de lo milagroso: Fragmentos de una enseñanza desconocida”

“Hay un cuento oriental que habla de un mago muy rico que tenía numerosos rebaños de ovejas. Pero al mismo tiempo este mago era muy avaro. Él no quería contratar pastores y no quería cercar los prados donde pastoreaban sus ovejas. Las ovejas por lo tanto se extraviaban en el bosque, se caían de los barrancos, y así sucesivamente, y sobre todo se fugaban, porque sabían que el mago quería su carne y su piel, y esto no les hacía gracia. Por fin, el mago encontró el remedio. Hipnotizó a sus ovejas y les sugirió en primer lugar que eran inmortales y que no les causaría ningún daño el ser despellejadas, que, al contrario, esto era muy bueno para ellas e incluso agradable. En segundo lugar, el mago les sugirió que él era un buen pastor que amaba tanto a su rebaño que estaba dispuesto a hacer lo que fuese por ellas. Y, en tercer lugar, les sugirió que, si algo les sucedía, tal cosa no ocurriría entonces, en el mismo día, y que por consiguiente no tenían que preocuparse de ello. Después el mago les metió en la cabeza que de ninguna manera eran ovejas; a algunas les sugirió que eran leones, a otras que eran águilas, a otras que eran hombres, y a otras que eran magos.

 

Y después de esto todas sus molestias y preocupaciones sobre las ovejas tuvieron un final. Nunca más se escaparon, por el contrario, esperaban que el mago requiriera de su carne y piel.

Este cuento es una ilustración muy buena de la posición del hombre”.

 Ouspensky

martes, 5 de enero de 2021

Luis Eduardo Aute - Al Alba

LOS ADORADORES DEL DIABLO

Fue cuando el mar se recogió, perdiéndose más allá del horizonte, el día que terminaron sorbiéndose la sangre; sólo, que ya no había nada que sorber. Con la falsa resignación de un condenado a muerte, se habían ofrecido las venas unos a los otros. Pero se descubrieron huecos y, sin embargo, suspiraron de alguna extraña forma parecida al llanto; que, asimismo apuntaba en cierta medida al regocijo. Emiliano Roche fue el primero en partir. Santa lo siguió, como siempre, en silencio;  atrás fueron también: Labrada, Basulto y Carmenates. Taguasco, se uniría después. Antes, lo intentaron todo, pero la mole de agua en su estampida no dejó nada, ni siquiera un poco de cordura. Arañaron, escarbaron, gritaron y masticaron polvo; pero ni un brote tierno, dulce y húmedo acertaron.
 
Bien que lo había estado advirtiendo la Bendicera; incluso, antes de que huyeran de Blenchi. Pero, aquello, era otra época. Tiempos “de boca abajo”: de vaciar los bolsillos sin temor a la pérdida, de pies descalzos y perigallos, y hasta de lucir más años que los justos, pero con todo, años de juventud. La tierra, la propia tierra, apenas si podía vencer las hierbas duras. Más de una vez, agrietada y seca, se abrió bajo los pies y chupó violenta la savia de sus mejores árboles, ahuecándolos y escupiendo luego sus raíces. Blenchi, antes próspera y floreciente, parecía una ciudad con aires de posguerra. Los sueños de siempre quedaban atrás, burlados entre las callejas nutridas a diario de vagabundos expectantes en la penumbra, donde la miseria llegó a ser contagiosa y la lucha fuerte. Si bien cuando empezaron a escasear los muertos que enterraban en sus estómagos, llegaron, incluso, a disputarse la carroña; pronto, se sorprendieron mirándose a sí mismos. Ricos y pobres llegaron a ser todos iguales: los sin mañana y sin ayer. 

 Martha Jacqueline Iglesias Herrera

sábado, 2 de enero de 2021

Novela terminada!!!

 

El día 13 de diciembre del 2020, terminé luego de varios años de trabajo mi novela: El Kébir. He de decir que disfruté mucho el proceso de redacción. Ahora toca dejarla descansar un tiempo para su posterior revisión.

Mientras tanto, estaré ocupada reescribiendo El Engastador y Hondulú, novelas cortas que sólo contaban con 50 páginas pero que he decidido alargarlas hasta las 70000 palabras o más pues he reestructurado completamente las tramas. Espero que este 2021 sea propicio para finalizarlas.

Así que puedo decir que después de tantos libros de poemas escritos me siento muy feliz de contar ya con mi primera novela, de 233 páginas, terminada.

 

Acá les dejo la sinopsis del Kébir:

El Kébir es un árbol enano que permite ver el futuro cuando es combinado con ciertas plantas en las dosis adecuadas y siguiendo un orden de rituales específicos. Estas interconexiones aparecen explicadas en un mapa: El Kappa. Un único error en la preparación trae como resultado la locura y una muerte horrible que llaman: La Fiebre de Marfagones. Dada su complejidad, el Kappa no puede ser memorizado ni trasmitido de forma oral, tampoco puede ser copiado del soporte original, pues trae trastornos psíquicos y hasta la muerte para quien lleva a cabo tal empresa. Ha sido custodiado durante los últimos dos siglos por hombres de alta moral que jamás lo utilizarían para fines personales: los Guardianes del Kappa.

Según una antigua leyenda, el Kébir se encuentra oculto en Santa Roche, un pueblo ubicado en la llanura del Pazco, al sur del río Akawa. Historia plagada de engaños, venganzas, secretos y traiciones. La llegada de los primeros buscadores y después de Josep Kalatrava marca un punto de inflexión del que sus habitantes no saldrán indemnes.

 Martha Jacqueline Iglesias Herrera 

viernes, 1 de enero de 2021

TEST 99

 

Hola amigos. Para comenzar este año 2021 les traigo un capítulo de mi novela en proceso de escritura: Test 99.  

 

Fundación HRP


—McCall, soy el subsecretario del HRP. Tengo acceso a todos los asuntos EC3 internacionales. Si algo hace peligrar la operación, debo ponerlo automáticamente bajo mi radar. Así, que si tiene algo que decirme todavía estamos a tiempo de evitar una catástrofe.

McCall se reclinó en su asiento y, con la barbilla hundida en el pecho, trazó unos círculos rojos sobre el papel en blanco.

 —Hugo Tudyk —dijo por lo bajo.

— ¿Cuál es la fuente para dicha amenaza? —preguntó Trento impaciente.

—La fuente es en extremo confiable. Este hombre fue secuestrado anteanoche del hospital Psiquiátrico Sossamon. Según la enfermera de guardia, tres individuos fuertemente armados irrumpieron en el recinto amenazando con volar el lugar.

— ¿Y cómo se relaciona este paciente con nuestra situación?

—Una de las enfermeras, Mónica Andrade, dice que en los últimos días el sujeto estaba muy nervioso, diciendo incoherencias. Sacó de la basura este trozo de papel, un dictado de Tudyk en uno de sus momentos de crisis.

McCall le mostró un pequeño trozo de papel garrapateado.

—3EC-45alfa768… —leyó Trento en voz alta —. Es una fracción de uno de los códigos de lanzamiento de la operación “Tormenta del Desierto”.

      —Como ve, estas siglas no son de dominio público. Pudiera no significar nada. Pero creo que no debemos arriesgarnos, menos con los últimos acontecimientos.