lunes, 20 de marzo de 2017

Todo parece tan real...



Todo parece tan real.
De repente padeces de ciudad
y te encuentras faltándole a tus pasos.

Te calza el abandono.

Si pudieras desflorar las sombras
que silencian las luces fondeadas por los años.
Pero mata el afuera que te vive
porque hay oleadas que son definitivas
cuando habitas abajo.

Rayas los días en troncos secos
para perdonar la desmemoria del olvido...
tú, la de vuelos apócrifos surcando las orillas,
la que secaste el sueño a fuerza de soñarlo,
la que encalló en ninguna parte
cuando remaba al filo de un recuerdo.

Y de repente la urgencia de morir
es horror a la muerte. Huye.
No huelas el abrazo de la puerta cerrada.
No te fíes del vano, ni del tiempo.
El azul se hace torpe detrás de una ventana.
Y yo, de tan real, podría ser cierto.


Esteban D. Fernández
Del Poemario: "Recuérdame".

Sobre el autor: Yo soy un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz… soy incorpóreo, soy intangible…


miércoles, 15 de marzo de 2017

Cortina de tinieblas...

Un borde bastaría para juntar abismo.

Los pies tras el pretil del vértigo
desembocando temblores al asomo,
y la cabeza gacha
y los ojos abiertos vaciándose al fondo,
limpiando la mirada de las sobras del día
que pesan en el cuerpo:
restos de un ver antiguo como bronce,
aceitunado,
enfermo de mirar.

Y las manos girando solo dios sabe cómo,
sustentando la altura,
acomodando el cuerpo entre capas de aire
para impeler el sueño:
de soplar la suerte de morirse uno en vida
o de dormirse sabiéndose ya insomne.

¿Y qué acontecería de ese estar en el límite?
¿Acaso el apetito se sacia con el hambre de la repleción?

Y el ningún lugar mapa y ruta en la frente,
haciendo la tiniebla,
existiéndola,
como esa luz que vive la vida de su sombra
cuando la noche es.


Martha Jacqueline
Del Poemario: Topografías del silencio.

viernes, 10 de marzo de 2017

La poesía de Horacio De Stefano...





Te cuento, querida amiga, que nada cambió tan pronto como sugiere el recuerdo,
sólo es que el recuerdo viene a besarnos los ojos sin disculpas, sin razones,
viene y nos trae el sentido de esas noches suspendidas en el tiempo
que hacen un ayer inmenso en un parpadeo apenas, y vuelven a desnudarnos
ante un par de buenas muertes y algunas más, no tan claras, ni tan ciertas…
sin embargo estamos vivos, compañera, amiga, estamos como otros recuerdos, vivos,
enredando las palabras de otros días que quieren decirnos cosas y…
…todavía me pregunto si te conocí llorando o te lloré en la ignorancia de saberte,
tus ojos son ese mapa que siempre sigo leyendo endemoniándome en signos del destino,
algún pájaro que cambia sur a norte, alguna rama que me hace pensar en que dobla el viento,
alguna sombra que vibra como lagrimeada atrás por la insistencia de seguir buscando…
no me orientan las estrellas, todas brillan allá, lejos,
sólo me asomo a la noche para mirar si me queda un camino hasta tus ojos, y…
…todavía me pregunto si conociste algo mínimo de mí… por qué estoy vivo,
por qué lo creo…
y no sé, ni sé, mi cumpa, creo que no lo sabías, creo que me imaginaste en tu desvelo
y en mi desvelo insertaste tu esperanza, distinta a la mía, que se quedó en el silencio,
y yo besando la tierra porque no entiendo otra cosa que la tierra,
y vos amando una imagen que no es tierra, ni entenderse, y ni siquiera es un polvo ensordecido…
nada…
te cuento, querida amiga, que no cambiaron las cosas,
yo sigo sin conocerte y vos queriendo inventarme,
pero vos y yo sabemos cuánto duele haber perdido el camino…