miércoles, 31 de octubre de 2012

EL MANUSCRITO- El secreto... por Blanca Miosi



La vida de un escritor, Nicholas Blohm, dará un giro de 180 grados cuando llega a sus manos, de parte de un desconocido, un extraño manuscrito dotado de un poder especial.
El misterio que revela en sus páginas lo acercará a un joven heredero de una multimillonaria familia italiana: Dante Contini- Massera.
Ambos irán transitando por los escollos de una atrapante historia donde se involucran antiguos miembros del nazismo, como es el caso del terrorífico doctor Josef Mengele, y una importante compañía farmacéutica cuyo poderío y avances en el campo de la genética supondrían trascendentales y peligrosos cambios para la humanidad.
Su autora, Blanca Miosi, no deja de sorprendernos en la circularidad de un tiempo que se pierde en la propia magnitud de las incógnitas cuyos velos va descorriendo a su paso.
Asistimos a desplazamientos significativos de poder y privilegios; al recelo que viene acompañado de reservas que tienen cierta fuerza a la luz de las acciones del cambiante manuscrito; así como de las tentativas de sortear los obstáculos para impedir que el auténtico acto de fe, que impulsa a los protagonistas, encalle en ellos. También vemos cómo pocos tienen las manos verdaderamente limpias, algunos son culpables en primer grado; y allí, donde el orden político se ha venido abajo, las atrocidades se multiplican.
Una excelente novela cuya vertiginosa intensidad nos mantiene a la expectativa de principio a fin.

Martha Jacqueline

miércoles, 22 de agosto de 2012

Desde lejos...

Yo estaba allí contigo,
prisionera de un tiempo destinado a pasar,
quizá, como testigo.

Y entre un paso y su senda descubrió la distancia
un patrimonio en sombras para abrir los caminos,
las luces del acierto descifrando el mensaje
donde un golpe de fe nos eterniza.

La muerte en que te pierdo
es un momento a oscuras que contiene la llaga
de un recuerdo en suspenso donde no estuve nunca.

Te llamo en el silencio;
arbitrio fue aquel pacto desde tu credo dado,
y sigo iluminándote también desde mí misma,
como quien va buscando detrás de sí
sabiéndose la historia prometida,
habitando la estrella de un día en la señal
del cielo de otra vida.

Da miedo la noche en los espejos;
desde este lado del no estar me organizas la ausencia,
y hay tanto verbo en duelo en el callar.

Yo no quiero perderte.
No quiero que se fugue tu imagen en los retratos
del sueño que tuvimos;
ni asistir a tu falta en la primera soledad,
donde la hora del desencuentro o el adiós
siquiera se ha cumplido.

Yo estaba allí contigo;
la noche en los espejos en un confín del mundo,
al reverso, en secreto, el sello que elegimos.

PD: Continúo sin correo electrónico.

lunes, 9 de julio de 2012

ABRAXAS

Mundo, bajo los pies, tu pozo sirve completamente dado. Se hace el agua y, con ella, el dardo del mañana clava su finitud. Las muy poco profundas, podrían hacer de este pan nuestro el de la desgracia.
Ojalá pudiera uno perderse, lograr clemencia por la pila de huesos que aún no fue ofrendada; y perdurar siquiera intraducible sin provocar la ira de algún dios.

Lejana criatura
con la intemperie a punto,
siempre presta a caer,
signada por el légamo de un sueño
crecido antes de abrirse.
Tu camino fue salvo de serpientes
a las que dar con el bastón,
no fuiste ciega a tu pesar,
y tuyo fue lo suspensivo
del labio dado en la distancia.

Quizás pensaste
que era la piedra del designio
fondeando la hondura de tus ojos,
algún disperso palpitar
de la vigilia que levanta;
dejándote habitar por la creciente
de aquella antigua promisión
echada al fondo como ancla, inamovible.

Bajo las uñas de sus brazos
testificó la sangre de tu adentro,
su cetro oscuro descollando
sobre lo terco del oleaje;
y solo el eco y tú como sonar del tiempo,
contra todo pronóstico inflexible,
el sitio exacto para erigir la madriguera
donde la trampa del no olvido
sirve visiones de carnada.

¿Recibirá la boca lo tardío?
¿Seré la que seré cuando el sol duela?

No pude yo lograrme
el desencuentro, la soledad de ser,
la inicial de mi estirpe montada sobre plata
(para no enfermar de luna).
Aquello que en mí fue
no pude nunca conciliarlo,
con el latido elemental
de lo nacido en la garganta:
un nudo vertical donde asistir
al huésped necesario,
contenido y febril, tan de mi cuerpo.

En cambio me di la hora de los ojos:
sus ojos. Y el más allá y el nunca no
y el róbate el fuego del sol para matar el frío.
Y su nombre prendido en voz alta en mi boca,
tocando de verde-siempre, sus orillas.

Abraxas muda, amuleto de mi perdición.
Me di el salvarnos.

jueves, 15 de marzo de 2012

LETRAWEB…NUEVA DIRECCIÓN



 
Después de más de un año y medio de ausencia, por problemas de internet, volvemos a Letraweb. Como muchos ya saben, el blog anterior se perdió por un error técnico. He tratado de recuperar toda la información que me fue posible: entradas, comentarios y enlaces; además, añadí algunos posts.
Por otro lado lamento lo que sucedió con la plataforma ning, según tengo entendido algunas de las redes sociales amigas ya no están alojadas allí.
A los amigos que aún tienen entre sus blogs a Letraweb les dejo la nueva dirección para que la rectifiquen, ya que cuando pinchas el vínculo anterior nos remite a un sitio que no es de mi autoría.

Letraweb, nueva dirección: http://letraweb.blogspot.com


Y para comenzar, quiero hacerlos partícipes de una novedad: me llegaron a casa, desde España, el maravilloso poemario de Octavio y el estupendo libro de Maribel.  
Que en menos de dos meses el trabajo de dos queridos amigos llegara a mis manos, es una emoción incomparable. A esto se suma la admiración que siento por ellos como escritores, así como el aprecio que les tengo luego de un largo camino andado, como decía anteriormente, aún en la distancia. Solo puedo decirles que me fascinó la lectura de ambos y que los atesoraré con mucho cariño en mi corazón.
Para más detalles, ver esta entrada y la anterior.


Saludos desde la mayor de las Antillas.
Martha Jacqueline.




Aquí comparto también la dedicatoria de Maribel:


Para Martha Jacqueline, con mi afecto y consideración. Espero que lo disfrutes.”
Un abrazo
Maribel





 Los Meses Cuentan es una maravillosa travesía por la ilusión a través del tiempo. Nada permanece sin cambio, y es esa sensación que experimentamos de la realidad, la impresión de las vislumbres sucesivas de lo que nuestros sentidos nos comunican lo que nos permite viajar por este calendario en particular, donde cada mes representa la piedra angular de las historias que acontecen. Abordadas con una gran maestría, Maribel Romero, nos adentra en un mundo que teje con sensibilidad, rigor y hondura; sin descuidar ciertas dosis de humor.
A mi modo de ver, el libro representa un reto a la vida; una apuesta a luchar por nuestros sueños sin pasar por alto nunca esos pequeños detalles que nos enriquecen el alma; un enfrentamiento a esas circunstancias que no tienen respuesta y que nos inducen a reflexiones; así como la revelación de un proceso interior que trasluce ciertos dolores mudos. Cabe destacar además la poética que aflora en ese lado oculto que pudiera existir en cada uno de nosotros, cuando de la mano de Octubre nos dice: “Hay dos clases de vida, la que se vive y la que se sueña”.  Soñemos y vivamos entonces mientras disfrutamos de esta travesía por: Los Meses Cuentan.

Martha Jacqueline Iglesias Herrera


Sobre la autora: Maribel Romero Soler (Elche, 1966)
Licenciada en Derecho. Experta en Derecho de Autor y Propiedad Intelectual. Diplomada en Redacción y Estilo, en Formación de Lectores y en Novela Negra. Su obra está publicada en más de veinte antologías. Es coautora, junto con otras seis escritoras alicantinas, del libro de relatos El Pintalabios (Visión Libros, 2009); autora del libro divulgativo Doscientas Cuestiones de Derecho que todo el mundo quiere saber (Quiasmo Editorial, 2009), de la novela infantil Charli y los Cinco Peligros (Edimáter, 2010) y de la novela juvenil Perro Guardián (Editorial ECU, 2011).

Anónimo Viajero. Desde Poesía en el Páramo


Cuando me llegó a casa este maravilloso libro sentí una gran emoción. Primero, porque es el trabajo de un autor a quien admiro muchísimo como poeta; y, segundo, porque es mucho el camino que llevamos recorrido juntos, aún en la distancia.
En un email le comentaba: Qué te puedo decir querido Octavio de “Anónimo Viajero” que Teresa Palazzo no te dijera ya en su estupendo prólogo. Por eso, me permito tomar un fragmento del mismo para describir esta magnífica obra:

“El lenguaje es el de la desnudez total; el de la dura soledad; el del silencio que grita; el de la búsqueda incesante y en Octavio Fernández Zotes, la dimensión de las palabras deja su corazón a la intemperie. Cuando en tan poco espacio lírico el autor despliega tanta riqueza, puede ser calificado de AUTÉNTICO POETA, y estoy segura que Octavio escuchará siempre el canto impar del apasionado ruiseñor de la poesía.”

Felicitaciones amigo, siempre lo atesoraré en mi corazón. Acá comparto también la hermosa dedicatoria:

“Este Anónimo Viajero para Jacqueline, mi querida, lejana y desconocida amiga. Compañera de viaje por los tortuosos caminos de las letras. Es la esperanza que este extraño viajero encamine sus pasos hacia Bilbao, donde poder darle un enorme abrazo.”

Galdakao
1-12-2011
Octavio

Sobre el autor: Octavio Fernández Zotes (Enero, 1935)
Se licenció en Medicina en Valladolid y se especializó en pediatría en Bilbao. Tras treinta y siete años de ejercicio profesional en Galdakao-Bizkaia, al jubilarse, se planteó si habría vida después de la medicina. Y se preguntó: ¿por qué no en la poesía? De forma totalmente autodidacta y, en un intento de hallar la respuesta, se decidió a escribir.
Ha publicado: “En las zarzas del camino” (Erroteta, 2005), “Memorial Inacabado” (Hontanar 2006). También ha participado en varias Antologías.




Un vuelco al corazón

 

A Rosario Castellanos

Un vuelco al corazón…
¡qué tan precoz la hora de saberte!
Urdiste el grito en el susurro de adivinar el polvo
tenaz sobre tu vida ausente
en la mudez de alguna línea de futuro.
Cómo abolir tamaño espanto,
el sortilegio de lo roto,
unir aquello vencido de la luz
sin desgajarte rehén
del resplandor huido de tu infancia.
Tantas cartas Rosario, tanto asilo en el sueño,
cuánta palabra volaste de tu sangre
para llevar el verso;
no era feliz al tacto acopiar tanta espera,
ir refundando la nostalgia,
silenciarte el pulso doliente de querencia.
Marcada en el suspenso un día te dormiste,
rendida en una chispa, lívida,
dueña de tu destino fulminante,
desde siempre.




Poema leído por cortesía de la administración de Salamaga en: www.voznochedealma.com
,

Poetas sin fronteras el 14-09-09



Nunca será tan oscuro


A Vadim

Esta calle era tierra.
Alguna vez fue grito custodiado por árboles,
como animal de tiro le han bajado la frente
con garrote de asfalto.
Transcurre bajo mis suelas como si no existiera,
tan vacía de todo y tan llena de nada.
Va vestida de luto, desnuda de propósitos,
de toda tentativa calma.

Por ella voy, pensándote.

Dónde andarás ahora… me pregunto,
caído en qué tristeza,
sin qué rumbo tu paso,
a qué aire rompiéndote
en esta isla que te ahoga, por extraña.
Hubiera querido dejarte allí toda mi fe,
limpiar tu sangre con mi sangre,
saberte a salvo
a siempre
a nunca
de ti mismo.

Dónde andarás haciendo nieve de la espuma
blandiendo absurdo la rebeldía de tu causa
a cara y puño contra el viento, amigo,
a pecho y lanza,
dónde andarás perdiendo gota a gota
tu sonrisa.
Si yo pudiera con aquel rezo por adiós
paliar lo roto, tu voz dispersa en maldiciones,
y verte al fin volar allá
donde lo níveo de la piel no sea blanco
para el dardo, y amanezcas.
Tus ojos tristes, Vadim, tus claros ojos.

Hubiera querido regresarme, nunca.




Poema publicado en la red social “La Nieve”.

Era preciso



Hoy, mañana, ayer… qué importa.

Era preciso habitarte en la última huella que dejaras
para saber qué pasos te sostienen de tu sombra,
cuando te hacen los silencios como hacen las letras los escribas
y quedas fugado de tu cuerpo como la historia de la hoja:
-inasible- socorrido en otros vértigos, médanos, ruinas,
levantando polvaredas de desvelos antes de haber partido
dando cuentas a la ausencia -de lo que apenas fuiste dueño-
yéndote a ninguna parte para volver a irte.


Era preciso poblar el eco absorto de los muros,
echar aquellos sueños en el puerto, izar bandera blanca,
y caminar desnuda por tus noches,
para tirar la llave de tu puerta en el soplo de luz que te sostiene
entre los páramos idos del pasado,
en la última huella en que te habita la mirada muda,
sobre tu sombra.