sábado, 20 de octubre de 2018

Los Libres por Horacio De Stefano




















El día 8 de julio del 2015 me llegó a casa desde Buenos Aires, Argentina, un libro que tiene mucho de sagrado por el sentimiento que su existir implica. La novela, tiene ese olor de las almendras amargas que, según García Márquez, le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.

Los Libres nos adentra en la historia de dos hermanas, gemelas, dualidad en estado de latencia… donde, a los ojos del mismo hombre, una de ellas sobresale en belleza. Lara y Laura… la primera, paloma libre de andar por los caminos del viento, flor de rara hermosura que lleva en su piel la marca de un dolor inclemente traído del pasado, batalla en el combate siempre guerreado del amor, digna en su demencia, capaz de hacer temblar al mundo con el taconeo divino de sus pasos; la segunda, pajarito tras los barrotes de la jaula que dice ser la vida, con las alas temblorosas al menor soplo de una brisa de invierno, incapaz de sostener el traqueteo del tren del amor que le cruza por las vías infinitas del pecho. Lara apuesta por vivir y al vivir es capaz de vislumbrar y de tener todo lo que la vida está dispuesta a darle. Laura, en cambio, no pierde nada de lo que creó… lo que pierde es lo más terrible que puede sucederse en los senderos fracasados: lo que no se conquista.


Por otra parte, en Mario, el padre de ambas, se observa la representación en carne viva de un descalabro social donde las razones históricas están muy por encima de las elecciones individuales. Se observa su sesgo romántico e idealista que ha camuflado en locura para escapar a puro dolor de tanta pérdida. 

Los libres me ha parecido una obra muy bien estructurada, necesidad de un pensar mayor, revés y búsqueda, hondura e intensidad. Hablar de su estilo, lenguaje, pretensiones, sería hablar de los elementos circundantes a ella, pero no interiorizar en la poesía que lleva implícita cada letra y que Stefano dibuja con total maestría como un excelente acuarelista de las voces que la forman. Todos sabemos que la palabra crea una realidad y, a mi entender, la realidad más bella y esencial de Los Libres es la atracción irresistible de los protagonistas, pues todos sabemos que en la atracción que se produce entre un hombre y una mujer, está el ardid de la naturaleza, la trampa de la especie… pues esta atracción es el deseo incipiente que las generaciones venideras pulsan para convertirse en algo tangible, en algo real, en algo cierto. En este caso, la atracción entre Lara y Julián tiene un impulso venido del futuro que late por emerger y logra resolverse en el resultado de la ecuación amorosa: Juana, el fruto de esa pasión.
En fin, es una novela que recomiendo a todos aquellos que quieran conocer la realidad de un pueblo, su esencia íntima… pero, sobre todo, a aquellos que adoren las inolvidables historias de amor con finales felices.

Martha Jacqueline Iglesias Herrera

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