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domingo, 5 de marzo de 2023

ÉRAMOS TAN JÓVENES...

Éramos jóvenes y el mundo

cabía en las pupilas de tus ojos,
todo él, desde su páramo en sombras
hasta su roída grandeza
quedaba vencido, como yo,
frente a tu sonrisa de demoniaca virgen
que apresuraba la codicia de mis manos
hambrientas de rumores
sobre tu pecho invicto,
guarnecido de memorias.

Éramos jóvenes y el mundo…
diablos, qué importaba el mundo,
si en tu espina dorsal
danzaba su equilibrio de funámbulo,
su andamiaje de profeta
y la duplicidad distraída de sus horas,
si toda la gloria de un instante
cabía en las pupilas de tus ojos…

Éramos tan jóvenes… ¿recuerdas?

jueves, 14 de enero de 2021

Prólogo al Libro de Poemas: “Recuérdame” de Esteban D. Fernández

 

Por Horacio De Stefano

Buenos Aires, mayo del 2016


¿Cómo presentar un libro de poesía?... ¿cómo describir el vuelo de una mariposa o el yunque de un herrero?

¿Cómo presenciar el nacimiento de los frutos?: ¿desde las manos del labrador?, ¿desde la grieta de la tierra fértil?

¿Cómo presentar un libro de poesía?

Se habla de un autor, de su alma rebelde y a la vez dócil. Se habla de los versos, libres de ser, pájaros… el canto del alma, el rugido del amor en cada verso.

Seguramente ambos elementos, autor y obra, están mucho más ligados entre sí de lo que puedan especular o decir de ellos estas palabras.

No imagino ahora la importancia de un prólogo, pues sólo puedo dimensionar entre vislumbres el camino que se abre a partir de las páginas siguientes… quizá esto sea un simple acompañamiento que, imposiblemente, pueda dragar la profundidad de dicho camino, las páginas verdaderamente necesarias.

El amor del poeta… la piel de la poesía…

Fuego y lluvia, eso será cada poesía en su más noble decir.

Polvo y viento el poeta, sólo eso, nada más y tanto, en la colonia de sueños y realidades que lo atraviesan.

De poco y nada serviría intentar descifrar los laberintos que lleva la mariposa en su vuelo… y es que tampoco existe un servir en descifrarlos, debemos pues explorarlos con los sentidos. Y es el impresionante acto de quedarse uno inmóvil, inmovilizado y flotando, observando semejante belleza… una de las maravillas de nuestra naturaleza: el vuelo de la mariposa, el alma del poeta, el yunque del herrero.

Y él lo sabe, pájaro de alas de seda, porque eso mismo es su poesía, el espíritu sin fronteras que fascina al amador que lo observa y lo inmoviliza, con brisa en el cuerpo, flotando, mientras libera todo el caudal de su frescura.