Qué podría
decirte
de nosotros,
de
ese encuentro de asombro,
casi
loco,
de
tus cartas de fuego y te añoro
de
tu ternura como hambre
de
mi frente.
Qué
podría
decirte
en este viernes
si
te llevo prendido de mi boca,
y
no me asusta nada,
ni
el mañana…
porque
el mañana es como casi,
como
siempre,
una
ráfaga de luz en el poniente,
una
fiera en su guarida demorada.
Qué
podría
decirte
de la muerte,
si
en tu suerte de amante alucinado
vas
clavado en la mente, mi guerrero,
con
un dulce sabor resucitado.
Martha
Jacqueline Iglesias Herrera
Del
Libro de Poemas: Embrujo de visión
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