Mi
amo no sabe que al dormir sueño con otra vida.
Cuando
me compró…
yo
llevaba un pájaro invisible entre las manos
que
alimentaba con el llanto
de
mi inconfesa esclavitud.
Su
látigo mental
ha abierto heridas en mis principios
y
rebeldía en las ideas
que
conjuran maldiciones
heredadas
de mis antepasados.
Mi
rabia es lavada por las aguas del río
que
adquieren estatura de hombre
cuando
él penetra en mí con el deseo
de
los que confunden las puertas del suplicio
o
han perdido las llaves de la carne.
Cada
noche le recito un poema
de
algún juglar de Samarcanda
mientras
froto perfume de Arabia en sus dedos
nacidos
para acariciar mi vientre
que
se niega a darle un vástago.
Por
eso hoy…
cuando
sentí su aliento de señor sobre mi boca,
lo
herí en el corazón con un puñal de convicciones
y
con las manos llenas de sangre
le
cerré sus ojos abiertos a la muerte.
Nadie
me ha visto cometer perjurio.
Ahora
que me he quedado quieta…
un
ángel me ha prometido un venturoso exilio.
Y
seré libre para volar
como
el pájaro que guardo entre las manos.
Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Del Poemario: “La Piedra del Designio”
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