Hay amores que guardan una dulzura dolorosa.
Uno puede pensar que se han ido,
que han muerto para siempre,
que la vida urdió todo y nada hasta
desencontrarlos,
y tememos nombrarlos para que no se desangren.
Porque el recuerdo es peligroso… un arma intensa,
en ocasiones, más temible que el olvido.
Se piensan apuntalados sobre los restos del pasado,
propensos a la arquitectura del derrumbe,
desterrados a las entrañas de la tierra,
mudos, maniatados, con los ojos vencidos,
debatiéndose en los entresijos del fin inevitable
en medio de un antes y un después irrepetible.
Pero los grandes amores no acaban nunca,
sus historias no se deshacen, ni se borran.
Pudiera parecer que mueren… pero renacen.
Aunque uno alguna vez tema nombrarlos
y guarden para siempre esa dulzura dolorosa.
Martha
Jacqueline Iglesias Herrera
Del Libro de Poemas: “Si no
fuera de ti” (2008)
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