viernes, 10 de marzo de 2023

Cantata a lo imposible



Lo imposible, sí, lo imposible…
algo que se parece al relieve de tu rostro brillando en el cielo de mi soledad,
apenas una inextinguible sombra en la marcha del acontecer
que se escapa por las fracturas del alma
o el reverso de un escenario que se divide y multiplica
en la obra más excelsa de Dios.

Lo imposible, sí, lo imposible…
territorio inexplorado donde se fraguan los vínculos de todo lo inasible,
esa piedra juzgada en el presente por el pecado del polvo que fue ayer,
o arca de Noé para salvar especies que no son de este mundo.

¿Acaso has percibido su flor nacida en equinoccios
oculta en la memoria del gran día?
¿Acaso has visto la moneda que paga el precio de su muerte
en manos del barquero que lleva a la otra orilla?

Lo imposible, sí, lo imposible…
algo como el vacío que me crece dentro y no puedo palpar cuando te pierdo,
como cuando busco en un libro cualquiera de la noche
una palabra, un signo,
una señal que llegue poco a poco y se detenga,

para invocarte en mi versión de tristeza contenida en una lágrima
que coge el atajo de mis venas rumbo a la corteza de mi corazón
y luego rueda y rueda por la sangre del delirio,
hasta inundar de rojo los años perdidos en los años,
los hijos no llegados, el paso interrumpido.

Lo imposible, sí, lo imposible…
un muestrario de cartas marcadas en el brillo del cuarzo
que predice lo que nos sustrae y lo que nos excede...
apenas el incendio de tu ausencia sofocado en estos versos escritos por mis manos
o la rebelión de tu silencio lanzándome un zarpazo que hiere como muerte
y no puedo evitar.

Lo imposible, sí, lo imposible…
esa rara sustancia,
ofensiva secreta del suspenso en la obra más excelsa de Dios.

Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Del Poemario: Ritual de lo invisible (2018)

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