jueves, 29 de abril de 2021

DIRÉ


Diré que este es mi cuerpo y hace frío

que es el insurrecto barro donde amo

donde sueño la piel en que me nazco

y zurzo con paciencia los olvidos.

 

Diré que esta es mi altura, la fragancia

con que asumo tu noche en mi desvelo

que soy esa ternura en los espejos

que rompe el azogue con tu abrazo.

 

Diré que muerdo el polvo, que soy terca

que tiemblo como yerba si te toco

diré que voy descalza por la tierra

y que en la soledad… a veces lloro.

 

domingo, 18 de abril de 2021

GORRIARÁN

 

Fragmento de mi novela en proceso de escritura: “CIELO QUE HUYE”

 

Gorriarán llegó aquella madrugada con un aullido de escándalo volteando las jaulas de las gallinas y destrozando las plantas medicinales sembradas en el patio. Era un perro de raza desconocida, de extremidades robustas y mirada mansa. Américo, el jardinero, lo había visto al atardecer en la taberna Chandellier acompañando a un forastero que, a pesar de sus maneras corteses, inspiraba temor debido a una gran cicatriz que atravesaba su cara y por aquel cuerpo rudo y desproporcionado que parecía tallado a hachazos. El hombre decía ser ilusionista y había llegado con una caja de un material desconocido, que carecía de junturas en las esquinas, dentro de la cual sacaba las cosas más variadas e insospechadas. Entre los artefactos que robaron el favor popular estaba un lente de gran potencia que permitía ver el aura de los elementos y convertir el agua contenida en un balde en un gran trozo de hielo empleando solamente la fijeza de la mirada por un lapso de tiempo breve. También emergían de la caja, que parecía de una profundidad infinita, aves exóticas que aseguraba provenían del África y que volaban hasta alturas insólitas de las que nunca regresaban, dejando sobre los presentes un revuelo de plumas de una consistencia tan etérea que parecían ficticias. No menos aplausos recibió, de los espectadores, una piedra azul, del tamaño de un huevo de avestruz, que al calor de las manos se convertía en un lagarto de piel albina con manchas carmesíes. Pero lo que arrancó una ola de vítores y silbidos sin precedentes fue cuando Gorriarán caminó en dos patas con destreza de funámbulo, sobre una cuerda de fibra multicolor confeccionada con una planta oriunda de la selva boliviana, llevando en su boca una cuchara con agua de la que no derramó ni una sola gota sobre el suelo cubierto de guijarros ardientes.

lunes, 12 de abril de 2021

MI LIBRO"DESEARTE EN ABRIL" LLEGA A ESTADOS UNIDOS!!!

 

Mi libro "Desearte en Abril" llega a Estados Unidos, esta vez adquirido por el periodista, escritor e investigador Milton Hourcade, quien recomienda su lectura:

“Para quienes gustan de la poesía, les recomiendo este libro: “Desearte en abril” escrito por Martha Jacqueline Iglesias Herrera, una joven mujer cubana que derrocha calidad y vibrante fuerza caribeña en su decir.

Lo adquieren por Amazon, y se asombrarán de su calidad y de cuánto les llega al alma”

 

Gracias querido Milton, de todo corazón!!!

lunes, 29 de marzo de 2021

Si no fuera de ti (poema)…




Quizá fui más de ti, que de mí misma.
Quizá el -no tenerme- ahora me cobra llorar sobre mi ausencia,
y el filo de esta angustia brilla en el lomo de las viejas calles
cortando el cordón umbilical que las ligaban con los pasos
que ya no me contienen.

Porque no habito más en mí,
porque no existo más que como un preámbulo al regreso
de aquella sed antigua que se me nombra allá en tu imagen,
y llega reclamando todo lo que nos falta por sentir
si no fuera de ti, porque de mí… me fui hace tiempo.

domingo, 28 de marzo de 2021

THALIAD

 

Por Orestes Girbau Collado

(Cuento de Ciencia Ficción)

 


Sentíase profundamente solo. Había perdido toda noción del tiempo. No comprendía el hecho de encontrarse ahí sentado sobre una piedra hacía ya una eternidad. Al menos eso le parecía. El lugar era un pinar cuya forma, junto al frescor de una noche sin Luna, ofrecía la visión impresionante de un paisaje conocido de antaño y hasta entonces olvidado.

El sonido producido por los jóvenes árboles al acariciarlos la suave brisa, creaba en él un raro presentimiento. Una inexplicable nostalgia apoderábase de su ser. El vacío lo ahogaba. Si, aún respiraba, sólo eso lo diferenciaba de un muerto.

Fue entonces cuando en lo alto del firmamento apareció de repente un OVNI.

Al principio observó una luz amarilla que relampagueante lo iluminó todo en derredor. No supo si la iluminación provenía de lo alto o de algún punto situado en la superficie circundante, pues en unos pocos segundos la noche se convertía en día. De pronto todo cesó, surgiendo del cielo una masa brillante color cenizo de aspecto gelatinoso y contorno fusiforme que se acercaba lentamente hacia el sitio en que él se encontraba.

Sobrecogido de pánico, trató de huir, pero una repentina parálisis redujo a cero todas sus facultades. Hasta sus propias pupilas quedaron fijas mirando aquel objeto venido quién sabe de qué rincón del infinito. Estaba prácticamente hipnotizado.

Para ese momento el cuerpo enigmático se encontraba tan cercano, que le impedía ver estrella alguna. El silencio, la oscuridad total reinó y el miedo fue sustituido por una misteriosa y agradable calma. Estaba controlado.

El OVNI lo cubría todo en su alrededor. Se sentía aletargado, absorbido.

Sumido en un negro abismo, con la mente en blanco proyectada hacia la nada, llegó el mensaje telepático.

-"Soy Thaliad, vengo de un punto del espacio que no me está permitido todavía decirte. No temas, yo misma te traje hasta aquí bloqueándote la memoria.

PAÑUELO AL CUELLO por HORACIO DE STEFANO

 


No quiero despertar en otro sueño,

maldito de llorar en otro sueño,

perdido de las sombras que han gritado,

ajeno a aquellas borras que han marcado a mi porrón…

 

desnudo supe andar por tu mirada…

no quiero andar en cueros por la nada,

creyendo que, quizá, ha cambiado el viento,

creyéndome vivir en la infeliz confesión de otro sueño

sin luz, ni rebeldía, ni amor,

ni espejos pa´l alma…

 

no quiero despertar sin sombras que cargar…

los compas que han llamado en su silencio,

las brujas que han volado, pañuelo al cuello su ardor…

y mi deseo…

 

no quiero despertar en otro pueblo,

maldito de llorar en otro pueblo…

perdido de las lunas que he sangrado,

ajeno a aquellas borras que han marcado mi porrón,

cantando…