miércoles, 7 de junio de 2017

Tu vuelo...




Ya todo es después en los conjuros…
tu vuelo fue soborno dos veces en lo inefable.

Con el ayer en el portal de la memoria,
tanta marcha a favor de un sello en la vigilia…
donde creíste encontrar las posesiones,
algún paso invisible en el umbral,
un idioma de sombras atravesando el río de la muerte,
tu parte legendaria en lo que ha de venir.

Tal vez sea imposible llegar al otro lado
sin el oro del rastro que te dejaste aquí…
entre la ausencia del que parte
desde su nacimiento a lo logrado…
con sus antiguas lámparas que abren
hacia el altar de la indulgencia
entre los testimonios de la luz,
o con el soplo de algún astro
sobre el escribiente de los dioses
inmolado en nombre de algún sur
que trueca la lumbre del mañana
por un siglo a punto de nacer.

Tal vez te pruebes de nuevo los disfraces:
los verdes, las nostalgias, los por qué,
los sitios solitarios uno por cada año,
los límites, lo roto, lo divino…
y todo te transcurra sin saber.


Esteban D. Fernández
Del Poemario: "Recuérdame".

Suspiro...




Llueve.
Hay un suspiro prendido
en las gotas que caen.

Lo oigo estrellarse en un abajo
que lo salpica al viento.

Apenas soplo.
Renuente de ser agua.
Pero lo creo.

Habita en un retal de aire
que se dobla,
crecido de colmillos
para apresar la transparencia
con su cota de tiempo y de distancias.

Su gesta
descascara los ropajes,
y me lanza desnuda a la intemperie.

Lebrel embravecido
en esa jaula sin fronteras,
alfabeto del ansia.

Mi salida del mundo, a la muerte.


Martha Jacqueline
Del Poemario: "Topografías del silencio"

martes, 6 de junio de 2017

Vidalero...



cuando dios te queda lejos y el miedo montó un caballo más rápido que tus ojos,
no es de hombre gritarle al viento un odio largo…
lo voy mascando en silencio,
canto bajo pa’ sentirme y que nadie más lo sepa;
por otro lado, el camino me enseña que uno anda odiando su misma prole de infiernos,
y, de amigo canta bajito nomás, pa’ que yo lo sepa y nadie más pueda oírlo…

salta a veces a mis manos un grillo flacucho, de esos que ni pa’ lágrima canta,
y yo me quedo mirando la belleza de ese mundo que otros sospechan barato…
rápido no me he de ir, eso lo juro, mi niña,
si por más irme es que vengo de donde nada termina,
una cruz sobre la frente que se le llama memoria,
un poema en la garganta pa’ no resignar ternura
y una vidala viajera,
que no se va, que me salta a veces, flacucha, fea, en las manos…

y es por vos que se me arrima a domesticar el alma,
mintiéndome chiquitito que los huesos no son leña pa’ quemarse lentamente,
que el corazón no patea, que trae dulzura la caña tragada como agua buena…
la verdad no me molesta, pero me gusta pasarla por el vidrio de tus ojos
y ver qué secretos cuenta, qué airecito le da a un grillo, qué razones me entrevera…

si yendo por esas sendas donde el amor se perfuma
la carroña me rodea con ganas de machacarme los dedos pa’ hacerlos tumba,
pero allá lejos, mis miedos, a caballo lanzan gritos,
no de odio, no de miedo… de sencillitos nomás cantan vidala…

“pues pa’ besar es que guardo tus lágrimas en mi boca,
como un rosario de piedras y florcitas araucanas,
que algún duende vidalero le menudeó a la llovizna
y las floreció en tus párpados, mi niña”…

…así me ronda la copla que me dejó un grillo viejo,
y es por vos que se me arrima a mimosearme en los labios
que se hermosearon primero en tu sonrisa,
viajando largo…


Horacio De Stefano

La persistencia de la memoria…




 Nos dimos el adiós más largo de este mundo
al presentir la imposibilidad de morir sin ser extraños,
apostamos al cuatro del tarot contra todo pronóstico
-emperadores en busca de los raros vestigios de otras metrópolis-
con el ala del sueño sobre la torre Eiffel y el Moulin Rouge
y la maldita luna siempre derramándose de los relojes blandos
tan dueña de la sal, del reflujo, la savia…
y tan insuficiente para iluminar el tiempo que se va,
la fuerza de la sangre… la noche de los hombres.

Izamos las sonrisas más tristes de este mundo.

No somos los que éramos…
quedamos en medio de un antes y un después irrepetible.
Ya no habrá historias para desempolvar
a no ser las memorias de estas máscaras de golpe improvisadas
-mosaico de excusas esgrimidas que apunta a la tragedia-
hilván que escupe el tiempo… variante al sacrificio del dejar,
cortes de heridas que escriben las edades como un peso imposible
siempre que damos un adiós largo y esta sonrisa triste.


Martha Jacqueline
Del Poemario: “De Estirpes y Credos”.

Pintura: Relojes Blandos- Salvador Dalí.

lunes, 5 de junio de 2017

Alma Temporal...




Seré... ¿loca o bendita?
Tal vez aquello que dijiste... un bello día atormentado,
y la Machi quizá vino a advertirme que te quiera
desde la que no está... desde la que regresa.
Quizá eres el miedo primigenio hecho locura
de alguna otra que me sueña.
Quizá solo me valgo en esta ausencia que me moldea como barro
el mismo... que me regresa como arras de tus manos,
un símbolo de entrega... el más auténtico
si al menos existiera la verdad -tan solo una-
peleándose a ser nuestra.
Pero soy esa... la que no sabe qué mágico designio
me trajo a la Machi hasta mi tierra,
un alma temporal que irrumpe sobre lo cotidiano
destierro y fortaleza -un solo cuerpo-
esta otra yo... la que fue hecha para ser abandonada
porque solo se habita por momentos.


Martha Jacqueline

Del Poemario: “Isabeau: Alma Temporal”