martes, 21 de febrero de 2023

La poesía de Hermann Hesse: "ESCALONES".


Así como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad,

así también florecen sucesivos los peldaños de la vida;

a su tiempo surge toda sabiduría, toda virtud,

más no les es dado durar eternamente.


Es menester que el corazón, en cada llamado,

esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo,

esté dispuesto a darse, animado y sin pudores,

a nuevos y distintos desafíos.


En el fondo de cada comienzo hay un hechizo

que nos protege y nos ayuda a vivir.

Debemos ir serenos y alegres por la Tierra,

atravesar espacio tras espacio

sin aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;

el espíritu universal no quiere encadenarnos:

quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos

escalón tras escalón.


Apenas hemos ganado intimidad

en un morada y en un ambiente, 

ya todo empieza a languidecer:

sólo quien está pronto a partir y peregrinar

podrá eludir la parálisis que causa la costumbre.


Aun la hora de la muerte acaso nos coloque

frente a nuevos espacios que debamos andar:

las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros...

¡Ea, pues, corazón, arriba! ¡Despídete, estás curado!

Helena Wierzbicki: “Confío en mis deseos de belleza, poética y seducción”.


Nació en Buenos Aires, Argentina. Estudió con los maestros argentinos Luis Barragán y Elio Eros Vitali. Participó en muchos concursos de arte, locales y en el extranjero. Expuso en una importante galería de la Costa Este de los Estados Unidos y también en el Salón de Arte Argentino Actual, en el Museo Sivori, Centro Cultural Recoleta.


Siente pasión por la pintura y pinta casi de una manera compulsiva sobre lienzo, actualmente utilizando óleo y acrílico.


sábado, 18 de febrero de 2023

Campesinos...



Relato 5to. Finalista VI Certamen Internacional de 
Relato Breve “La Lectora Impaciente”, (Gandía, España) 2009


Habían llegado cuando el sol, echado sobre los largos surcos, hacía arder la tierra. Corrían como locos, persiguiéndose, estallando en sonoras carcajadas; parecían bisagras recién engrasadas cerrándose sobre sí mismos, como si la risa hiciera saltar algún resorte oculto que doblara el cuerpo en dos hasta dejar la cabeza a la altura de los tobillos. Tenían ojos grandes y húmedos, de esos donde sobra lugar para cargar la inmensidad sin que duela la vista; pupilas improvisadas, con pocas sumas de ayer, algo de hoy y mucho de futuro. La brisa que corría, suficiente para alborotar el polvo seco y rojizo de la tierra, no lograba, al parecer, apagar el calor de sus cuerpos; tal vez por eso, sudorosos y sedientos, se dejaron caer en la gran zanja alimentada por la vieja turbina. Allí chapotearon un buen rato, mientras, a lo lejos, cerca del mangal resguardado por las cercas de púas, el guajiro dejaba el tractor y cargaba los aperos de la jornada hacia la caseta de palos entretejidos y techo de guano. A esas alturas de septiembre, casi todo el campo había sido desyerbado, solo por algunos trechos se alzaban hierbas duras y vegetaciones ajenas al cultivo.
Era en esas horas cuando dejaban de ser ella y él para volverse ellos. Contenidos en aquella suerte de poceta, forcejeaban, manoteaban, escupían y hasta buceaban en el agua turbia, percudida de naturaleza, sin otra preocupación que existir-existirse y gritar, asombrados, como si sus voces fueran un privilegio que les dispensara algún demiurgo por primera vez. Lo mojado ennoblecía los callos de sus manos, los cueros curtidos y oscurecía las pecas de la espalda que él besaba y mordía. Por momentos, parecía urgirles una necesidad salvaje de olisquearse, lo que los volvía un poco serios, quizás menos ariscos; pero luego, al descubrir sus nuevas caras, sus bocas entreabiertas, sus cuerpos insurrectos, volvían a chapotear con una furia casi indecente. Era también en esas horas, cuando aparentaban la verdadera edad: parecían seres de plata, casi negros de su reacción habitual con la intemperie; pero luego, estando juntos, alguna especie de química los volvía a su estado primigenio, como si los frotara desde adentro brillándolos hermosamente. Lejos del patronazgo del fogón, de los aperos de labranza, de las responsabilidades heredadas, padecían de esa libertad casi enfermiza. Era el momento del desquite, de gozar el entorno que les era negado cuando hacían las labores, víctimas de la subsistencia.

martes, 14 de febrero de 2023

Génesis II: Poema de mi libro "Desearte en abril" disponible en Amazon...

Hola amigos… les comparto otro poema de mi libro: “Desearte en abril” el cual pueden comprar en Amazon pinchando sobre la portada a sólo 0.99 la versión digital y 3.99 la versión de tapa dura.




Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.

Gioconda Belli


El Creador me hizo mujer,
poetisa,
de piel tan blanca como el yeso,
ojos verdes,
inquietos,
incendiarios.

Me hizo a golpe de esperanzas,
con mansas líneas,
febril,
ardiente,
para tus ansias locas,
ay, para tus ganas.

Entre mis piernas nació suave
una hendidura de deseos:
una puerta,
una abertura de la dicha,
para que entres a mi cuerpo
con tu ángel
y me contagies de semen,
de anarquía,
                     de desorden.

El Creador me hizo mujer.

Me dio el poder de la manzana
para decirte:

“Amor, yo te apruebo el silencio, pero:
¿Cuándo vas a vestirme en tu locura?”

Contémplame.
El Creador me hizo mujer,
y voy desnuda.

miércoles, 1 de febrero de 2023

EL PUENTE...


Es un puente para unir ambos mundos…

Tiene el color de ese polvillo del tiempo 

que cae sobre los años que escapan del futuro. 

Tiene la consistencia del roce de una niebla tan desolada como el eco de unos pasos 

que cruje sobre el entablado del destino. 

Tiene el misterio del piadoso aire de las tumbas de dioses olvidados 

que desconocieran en su reino la sangre secreta de sus hijos. 

Tiene el embrujo de un pájaro nocturno negado a toda oscuridad 

que aletea sumido en la memoria del hechizo de un cielo 

en el que ángeles rebeldes ungieran sus designios.

Es un puente hecho para la evocación. Quien lo cruza no podrá regresar.

martes, 31 de enero de 2023

Robert Frost: El camino no elegido (The Road Not Taken)


Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,

y apenado por no poder tomar los dos

siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie

mirando uno de ellos tan lejos como pude,

hasta donde se perdía en la espesura.

 

Entonces tomé el otro, imparcialmente,

y habiendo tenido quizás la elección acertada,

pues era tupido y requería uso;

aunque en cuanto a lo que vi allí

hubiera elegido cualquiera de los dos.