martes, 28 de enero de 2014

Oración


Que pueda este siglo contener la hornada de tus años
y reinventar el pulso de tu otro –yo- dormido.

Que mi amor aparte, siegue, arrastre tu derrota,
como una diáspora de desarraigos sin herencias
apenas concebidos en el reverso gris de otras historias.

Que pueda el dolor nacido de mi pecho
paliar el golpe del tiempo allá en tus ojos,
y mi vientre –insurrecto, tibio, brasa- te contenga,
cartografiado en el gesto de mi cuerpo
semilla, hombre, memoria.

Que pueda el rastro de mis pies alcanzarte
y socorrer el rumbo incierto de tus pasos.

Que la muerte sea camino –no llanto-
otro puerto –no ausencia-
apenas otra suerte en estampida
de esto que habitamos o nos habita,
en los paisajes que nadie ve porque no existen
y que, sin embargo, tú y yo sabemos,
viven en nosotros.

Si yo pudiera hacer una canción de amor…


…Pero no puedo.

No puedo, porque no me cabe en un instante;
porque el amor no es un momento
feliz o desgraciado.

Porque es demasiada la sangre derramada
para encerrarla en la canción, sola y concreta;
en un mísero pliego.

Si yo supiera hacer una canción de amor
no la diría
para que no se me fuera el amor en las palabras.

Sería una canción que no se viera,
para que fuera arena o fuera nube;
para que fuera niebla;
para que fuera efímera
a la par que eterna.

Sería una canción de hoy y mañana,
que sirviera
para cualquier momento.

Sería una canción de viento
en que envolverme;
sería una canción de roca dura, indestructible,
para sentar cimientos.

No sería un sentir puntual hecho suspiro
latiendo o llorando en llamarada.
Sería una canción hecha de nada
para que dure siempre.

Sería una canción a cielo abierto…,
tal vez, al modo de Neruda,
una canción desesperada;
una canción al mundo.

Pero, eso sí, una canción contigo dentro.

Octavio Fernández Zotes

lunes, 23 de diciembre de 2013

RITTA BREMER: “Es tremendo que más de doscientos millones de niños trabajen y no tengan derecho a una infancia y una educación. El arte puede cambiar muchas cosas, tenemos el poder en nuestras manos”.

Por Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Entrevista publicada en la red social Miss Artes.

Aunque desde muy pequeña reside en Galicia, esta pintora nació en Bremerhaven (Alemania). De aquí su apellido artístico, en honor a su tierra natal.
JK: Ya desde la infancia mostrabas tu inclinación hacia las artes plásticas. Háblanos de tus primeros pasos en el mundo del arte y cómo influyó en tu desenvolvimiento artístico.
RB: Mis primeros pasos fueron desde muy pequeña dibujando y coloreando, a partir de los 13 años comencé a pintar. El haber coloreado toda la vida hace que ante todo sea una pintora colorista.
JK: Estudiaste Historia del Arte en la UNED, pero además tienes estudios de dibujo y diseño gráfico. ¿Qué aportó esta base de conocimientos a tu formación autodidacta?
RB: Los conocimientos siempre aportan algo positivo. Y lo que más aproveché en la universidad cuando iba a hacer la carrera de Psicología, que no acabé, fueron las clases de historia del arte.
JK: Hipólito Adolfo Taine, en Filosofía del Arte, plantea que el artista junto a la obra total que haya producido no se halla aislado. Hay un conjunto más amplio en el que el autor queda comprendido. ¿Dentro de qué grupo de artistas de este tiempo se ubicaría Ritta Bremer?
RB: Pienso que se puede quedar aislado igual artista y obra. De hecho muchos estamos aislados, sin ningún tipo de ayuda ni financiación. En el grupo de artistas que me ubico, es en el grupo de artistas como yo, contemporáneos que luchan a diario para salir adelante ellos y su arte.

JK: Aunque diste tus primeros pasos partiendo del figurativo y actualmente exploras en campos de la abstracción, se plantea que tu obra se podría definir como expresionista. Esto antepone sentimiento y emoción ante la realidad objetiva. ¿De qué cantera se alimenta la inspiración que sirve como tema a tu comunicación artística?
RB: Mis obras en efecto son sentimiento y emoción. Hay artistas que pintan el exterior, paisajes, gentes, la vida cotidiana. Otros en cambio pintamos desde dentro, desde el interior, los sentimientos y las emociones. Yo me alimento de la cantera de la vida, del vivir diario. De las buenas y malas experiencias. Por eso en mis obras reflejo lo que siento.
JK: Desde que en 1911 se aplicó el término de expresionismo a la pintura, la expresividad espiritual ha estado marcada por diferentes visiones, afectadas indiscutiblemente por un impacto directo con la realidad. Colores y formas imprimieron voz a la desilusión derivada de la 1ra Guerra Mundial: pesimismo existencial, actitud cínica y sarcástica ante la sociedad; en Latinoamérica, Oswaldo Guayasamín utilizó esta técnica para tratar los temas indigenistas de su país y en la propia España muchos artistas significaron asuntos de índole social. En la obra de Ritta Bremer, ¿qué inquietudes del orden político-social están representadas?

RB: Inquietudes de ámbito social, como el hambre, la infancia, la falta de un hogar, la marginación de distintos grupos sociales. Como artista mi obligación es utilizar mi arte para ayudar a las personas que no disponen de medios, ni ayuda para sobrevivir.
 JK: Planes futuros de Ritta Bremer.
RB: Mis planes más cercanos de futuro son seguir peleando con los políticos para conseguir tres exposiciones importantes, que me ayudarán a seguir cotizándome. Cuando lo consiga mi principal reto es ayudar a 1500 personas que duermen en la calle en Galicia e igual que yo tienen derecho a tener una cama. También hay algún proyecto por ahí aún en el tintero, para organizar una exposición colectiva donde mis amigos, pintores y escultores donarían alguna obra y ese dinero se destinaria a SAVE THE CHILDREN. Es tremendo que más de doscientos millones de niños trabajen y no tengan derecho a una infancia y una educación. El arte puede cambiar muchas cosas, tenemos el poder en nuestras manos.

miércoles, 31 de octubre de 2012

EL MANUSCRITO- El secreto... por Blanca Miosi



La vida de un escritor, Nicholas Blohm, dará un giro de 180 grados cuando llega a sus manos, de parte de un desconocido, un extraño manuscrito dotado de un poder especial.
El misterio que revela en sus páginas lo acercará a un joven heredero de una multimillonaria familia italiana: Dante Contini- Massera.
Ambos irán transitando por los escollos de una atrapante historia donde se involucran antiguos miembros del nazismo, como es el caso del terrorífico doctor Josef Mengele, y una importante compañía farmacéutica cuyo poderío y avances en el campo de la genética supondrían trascendentales y peligrosos cambios para la humanidad.
Su autora, Blanca Miosi, no deja de sorprendernos en la circularidad de un tiempo que se pierde en la propia magnitud de las incógnitas cuyos velos va descorriendo a su paso.
Asistimos a desplazamientos significativos de poder y privilegios; al recelo que viene acompañado de reservas que tienen cierta fuerza a la luz de las acciones del cambiante manuscrito; así como de las tentativas de sortear los obstáculos para impedir que el auténtico acto de fe, que impulsa a los protagonistas, encalle en ellos. También vemos cómo pocos tienen las manos verdaderamente limpias, algunos son culpables en primer grado; y allí, donde el orden político se ha venido abajo, las atrocidades se multiplican.
Una excelente novela cuya vertiginosa intensidad nos mantiene a la expectativa de principio a fin.

Martha Jacqueline

miércoles, 22 de agosto de 2012

Desde lejos...

Yo estaba allí contigo,
prisionera de un tiempo destinado a pasar,
quizá, como testigo.

Y entre un paso y su senda descubrió la distancia
un patrimonio en sombras para abrir los caminos,
las luces del acierto descifrando el mensaje
donde un golpe de fe nos eterniza.

La muerte en que te pierdo
es un momento a oscuras que contiene la llaga
de un recuerdo en suspenso donde no estuve nunca.

Te llamo en el silencio;
arbitrio fue aquel pacto desde tu credo dado,
y sigo iluminándote también desde mí misma,
como quien va buscando detrás de sí
sabiéndose la historia prometida,
habitando la estrella de un día en la señal
del cielo de otra vida.

Da miedo la noche en los espejos;
desde este lado del no estar me organizas la ausencia,
y hay tanto verbo en duelo en el callar.

Yo no quiero perderte.
No quiero que se fugue tu imagen en los retratos
del sueño que tuvimos;
ni asistir a tu falta en la primera soledad,
donde la hora del desencuentro o el adiós
siquiera se ha cumplido.

Yo estaba allí contigo;
la noche en los espejos en un confín del mundo,
al reverso, en secreto, el sello que elegimos.

PD: Continúo sin correo electrónico.

lunes, 9 de julio de 2012

ABRAXAS

Mundo, bajo los pies, tu pozo sirve completamente dado. Se hace el agua y, con ella, el dardo del mañana clava su finitud. Las muy poco profundas, podrían hacer de este pan nuestro el de la desgracia.
Ojalá pudiera uno perderse, lograr clemencia por la pila de huesos que aún no fue ofrendada; y perdurar siquiera intraducible sin provocar la ira de algún dios.

Lejana criatura
con la intemperie a punto,
siempre presta a caer,
signada por el légamo de un sueño
crecido antes de abrirse.
Tu camino fue salvo de serpientes
a las que dar con el bastón,
no fuiste ciega a tu pesar,
y tuyo fue lo suspensivo
del labio dado en la distancia.

Quizás pensaste
que era la piedra del designio
fondeando la hondura de tus ojos,
algún disperso palpitar
de la vigilia que levanta;
dejándote habitar por la creciente
de aquella antigua promisión
echada al fondo como ancla, inamovible.

Bajo las uñas de sus brazos
testificó la sangre de tu adentro,
su cetro oscuro descollando
sobre lo terco del oleaje;
y solo el eco y tú como sonar del tiempo,
contra todo pronóstico inflexible,
el sitio exacto para erigir la madriguera
donde la trampa del no olvido
sirve visiones de carnada.

¿Recibirá la boca lo tardío?
¿Seré la que seré cuando el sol duela?

No pude yo lograrme
el desencuentro, la soledad de ser,
la inicial de mi estirpe montada sobre plata
(para no enfermar de luna).
Aquello que en mí fue
no pude nunca conciliarlo,
con el latido elemental
de lo nacido en la garganta:
un nudo vertical donde asistir
al huésped necesario,
contenido y febril, tan de mi cuerpo.

En cambio me di la hora de los ojos:
sus ojos. Y el más allá y el nunca no
y el róbate el fuego del sol para matar el frío.
Y su nombre prendido en voz alta en mi boca,
tocando de verde-siempre, sus orillas.

Abraxas muda, amuleto de mi perdición.
Me di el salvarnos.