Hola amigos… los invito a leer el blog de poesía: “Sueños
al Pairo” de la autoría de Esteban D. Fernández.
Para
acceder pinchen sobre la imagen
Si
pudieras verme…
si
al menos con el deseo pudiera tocar tu cuerpo,
si
fueras beso y yo labio…
si
el tiempo me diera vida para dejar de ser sombra
y
no estuviera en tus ojos como fantasma en la niebla.
Si
entonces hubiera tiempo
para
nacerme en los huesos y en la piel de nuestra historia,
si
te alcanzara mi sueño para llevarte a la gloria
y
tú dijeras mi nombre como quien ama la tierra.
Si
te quedaras en mí como hembra, como loba,
mordiendo
el dulzor del alma que no conoce fronteras.
Si
yo no fuera imposible y pudiera ser tu hombre…
si
así lograra alcanzarte y no te me fueras yendo
como
una estrella en la noche.
Si
al fin Dios me diera vida y bendijera mi herencia
como
un loco te amaría… si yo, mujer, existiera.
Sobre el autor: Yo soy un sueño, un imposible… vano fantasma de niebla y luz. Soy incorpóreo, soy intangible…
TÚ NO SABES QUIÉN SOY
Tú no sabes quién soy…
y, sin embargo, hay tanto de ti
misma que me nombra
cuando me renuevo en un perfume,
en la pluma de algún pájaro debajo
de tus sábanas,
en el candil que proyecta mi sombra
contra el muro,
en un rumor de pasos…
Tú no entiendes mis modos de partir
ni de llegar…
no puedes comprender que desde mi
frontera también eres incógnita,
materia imposible y rebelde a los
caprichos de la luz,
pero siempre llenas mis ojos con tu
fuego hasta hacerlos temblar en una lágrima.
Desde este lado también eres aquello
que se invoca,
idioma intraducible de los límites,
fractura y humo del sueño que se llama,
mientras caigo, desnudo, por la
grieta sin términos que abre la añoranza.
Yo soy como la estrella que te
alumbra pero que ya se ha apagado,
cauce seco del río, anónimo ademán
de la costumbre,
corsario al que salvaste del
mezquino saldo de un naufragio.
¿Será por incorpóreo, por exiguo,
por sueño, por efímero?
Pero detrás de los harapos, de los
remiendos, de lo breve…
también tengo prodigios, milagros,
grandezas… y son para quererte,
para saciar tu sed que asciende
inextinguible,
para ofrecerte mi país
donde una brizna de hierba adquiere
estatura de enramada,
donde el silencio es una trampa para
enseñarte,
a solas, aquel nuevo lenguaje,
que anudo por tu cuerpo como traje
de gala en la distancia.
¿Acaso no me ves en el reflejo
insistente que me incluye en el vidrio
cuando te miras al espejo?
¿No percibes mi boca de guardián
encantado en tu sonrisa?
¿No descubres mi mirada de cristalina
miel en el dulzor infinito de tus ojos?
Yo me pregunto cómo enfrentar el
mundo si me faltas…
¿Quién se atreve a cortar la rama
que no ha muerto?
¿Quién niega la voz que clama, a
solas, en el desierto?
¿Acaso a la noche se le interroga
por su luna o, quizás, por sus estrellas?
¿Acaso al pájaro se le condena por
su canto?
Al final de los tiempos…
¿quién hace la pregunta?
¿quién duda?
¿quién responde?
Tú no sabes quién soy,
pero desde aquí también eres
incógnita,
aquello que se invoca en lo más
cierto,
lo absurdo,
lo imposible.
Desde este lado, mujer,
también eres el nombre y lo nombrado
y tienes el color de lo increíble…
Esteban D. Fernández
Esteban D. Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario