martes, 20 de julio de 2021

No me pongas a prueba (poema)...


No me pongas a prueba en las regiones donde urdes la alianza del destino
ni le intentes más lunas a la noche rindiendo culto a la exigua sal de la memoria…

El mundo no termina, aunque juegues tu corazón, tu amor, tu fiebre,
por el interminable corredor donde se fragua la “trampa” del exilio.

Nada pasa por nada…
aparta del camino los hierros y las piedras que avasallan sin tregua las huellas de mi intento,
prescinde del invierno,
de la aguja de hielo que transforma en quebrantables bienes los impensables límites,
la tierra prometida,
la gota del azogue donde un vano reflejo me convidó a la inclemencia de un falaz paraíso.

¿Acaso no me has dado el ardiente amuleto para que preserve intacta la caricia?
¿Acaso no me libras de ser polvo de flores en el error de la distancia?
¿Acaso no eres el sobreviviente pompeyano que siempre está en mí, 
aunque no hubiera estado?
¿Acaso no es suficiente mi espesor en la ecuación sin resolver de los que vienen
desde el otro lado?

Deja que se rajen de un golpe las letras del larguísimo nombre del silencio…
no levantes tronos en su honor,
ni interrogues a la luz buscando una respuesta que me alumbre el alfabeto de la muerte.

Ninguna visión puede cobijarme en un grano de arena,
por mínimo que sea,
aunque toda el agua del mar se asuma en su misterio de materia inviolable
no será más que el reverso del cielo simplemente,
un vestigio de las últimas luces,
el nervio de un escalofrío o borra del olvido en la fisura de intenciones
que no pueden del amor hallar la transparencia.

Nada pasa por nada…
desde el techo de la soledad también se ven estrellas que titilan
y el centelleo del sueño debajo del rocío,
la noche no es más que el milagro desheredado de un sol con ojos en derrota…
pero tú, hombre, eres lo cierto de esta vida.


Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Del Poemario: “Ritual de lo invisible”

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