viernes, 17 de junio de 2016

Del Río Bravo hasta la Patagonia...




Te calza la ciudad en su abandono.
Ella piensa que te habita y nadie mejor que tú para saberla.
Revienta su dureza de anfitriona sin cánticos ni rezos,
brincándose las horas en que tu lecho explaya sus miserias,
esa fuga de autista que niega la cría de tu sangre
porque su raza es otra,
la que teme presenciarse en el espejo de tus ojos
donde se atascan las verdades y mentiras de la tierra:
esas respuestas a preguntas tan pendientes de respuestas.
Calzas a la ciudad en su abandono.
Tu talla se engrandece cuando tus pasos estampan
el duro cuero de sus sombras,
y filtras hacia sus piedras tu pulso de ángel,
tu voz de pueblo,
tu frente alta.
Del Río Bravo hasta la Patagonia alguien vendrá por ti,
por ti y por ella... a conciliarlas…
y entonces serán espejos por siempre cómplices
de una misma mirada, con un solo destino:
Latinoamérica.

Martha Jacqueline