sábado, 11 de abril de 2020

Fragmento de mi novela El Engastador: “Camino hacia las Avenidas del Poder” …

Hola amigos, hoy deseo compartirles otro capítulo de mi novela de ciencia ficción: El Engastador.


CAPÍTULO 5: EL EMPUJÓN DEL PODER

Yo apenas podía moverme de mi sitio luego de lo ocurrido. Amira recobró de inmediato la compostura como si no hubiese sucedido nada y comenzó a avanzar a paso rápido. De pronto, El Engastador se detuvo como impelido por un pensamiento antiguo y nos dio un trago del brebaje vigorizante que guardaba en el Kuscho.

―Hoy no vamos a dormir a la intemperie… pernoctaremos en mi chacra, que se encuentra cerca de aquí.
―¿Su chacra? ―dije observando las profundidades de la selva que nos rodeaba.
―Sí. Camina detrás de nosotros, no pierdas el paso.

El brebaje me produjo un efecto estimulante, pues a pesar de toda la distancia recorrida no me sentía cansada. Llegamos a una zona donde el bosque se hacía menos denso. El Engastador y Amira terciaron por un camino de tierra apisonada flanqueado por romerillos, manzanillas y oréganos brujos. A la altura de un montículo de piedras coronado por una cruz, el sendero se bifurcó en dos trillos idénticos. Ellos siguieron el que quedaba a nuestra izquierda. Como a los veinte pasos, El Engastador abrió una reja cubierta por una cerca de malla metálica y desaparecieron tras cruzar el umbral de la misma.

Yo los iba siguiendo con determinación, pero al empujar la reja no pude abrirla. Una fuerza descomunal me impedía el paso. En ese instante, una nube escondió a la luna y quedé sola, en medio de la oscuridad. Volví a empujar con más fuerza, pero no sucedió nada. Busqué a tientas con la mano por si había algún cerrojo que me hubiera pasado inadvertido, pero los refuerzos se me mostraron limpios. Persistí otra vez en mi intento antes de darme por vencida y, para mi sorpresa, pude abrirla, pero con mucha dificultad. Parecía hecha de plomo o de un metal muy pesado. Bajé por el sendero por donde habían desaparecido El Engastador y Amira. Vislumbré luces en la chacra. La luna volvió a asomarse resplandeciente y miré al cielo para contemplarla. Entonces, no di crédito a lo que veía: había dos lunas. Una quedaba a mi espalda y la otra encima de la chacra del Engastador. Corrí hacia allí con toda la cautela que pude para no tropezarme con los salientes de piedra bruta. La temperatura estaba fresca y, sin embargo, llegué empapada de sudor.

Has tardado más y menos de lo que esperaba ―dijo El Engastador con una sonrisa.

Ellos se hallaban sentados frente al fuego de una chimenea de estilo rústico y campestre. Les conté, sin omitir detalles, todo lo que me ocurrió. El Engastador se levantó de su silla de mimbre moviendo la cabeza y se dirigió hacia una cocina de dimensiones reducidas en la que había, empotrada en una pared de ladrillos desnudos, una mesa de teca con olor a barniz recién untado. Sirvió, en unos cuencos de barro, una sopa de verduras con plátanos que tenían forma quebrada, y en un plato de loza china colocó trozos de un pan amarillo de molde rupestre, frito con cebollinos, dientes de ajo y enchumbados en una pasta de ají. Me indicó con un gesto la butaca que se encontraba frente a él. Yo tomé asiento en lo que Amira acababa de disponer los cubiertos y traía una tetera con una infusión de té negro.

―Lo que te sucedió es lo que llamo el Empujón del Poder. Forzaste con tu intento la abertura entre mundos y por un instante pudiste vislumbrar otro universo.

martes, 7 de abril de 2020

La ofrenda (poema)...

Quisiste darme una ciudad,
la constancia del aire
en ese atardecer pletórico en gorriones,
la raíz del perfume que tiende el peregrino
como un puente con vistas hacia el mar.

Sí, quisiste darme una ciudad
con las puertas abiertas al vuelo de ese pájaro
que habita en mis patios interiores,
creciéndome de sombras en todo mediodía,
con murallas que no hicieran temblar al que regresa
sediento del amparo de ser libre.

Más era sencilla tu intención
y en vez de una ciudad me diste un sueño.

lunes, 2 de marzo de 2020

Último deseo (poema)


Pido a Dios, morir bajo tu sombra,
observando el brillar de tus pupilas
con la pureza, que el amor destila,
agonizando por ti, si es que te asombra.

Al intenso ritual de las miradas
sortilegio sutil, que habla en silencio
enardeciente pasión, placer intenso
que da la seducción más encantada.

Vibrar en cada célula y extremo
en la ínfima arteria y en la fibra
do la reciprocidad, esgrime y libra
en sincronización, hallar consuelo.

Y luego al concebir, insigne anhelo
dejarte el corazón en mi partida.



miércoles, 19 de febrero de 2020

SERGIO LÓPEZ SUAN: “Válgame luz, y en esta sombra insana, la ignorancia concibe a un hombre sabio”.


Por Martha Jacqueline Iglesias Herrera

Para la primera entrevista de este 2020 tengo el placer de invitar en Letraweb al poeta y escritor argentino: Sergio López Suan.

Sobre él podemos decir que nació en la ciudad de Santa Elena, provincia de Entre Ríos, República Argentina, el día 15 de octubre de 1974. Ha realizado diversos trabajos y se ha desempeñado en diferentes oficios, pero su constante es la poesía. Su firme vocación de escritor le mantiene su inquebrantable decisión de ser poeta. Voz de su pueblo y de los más caros sentimientos de la condición humana. Publicó su primer libro Sol Edad en 2012 con Editorial DEL CLE, Paraná, Entre Ríos, el cual fue presentado en 2013-2014 en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en la Cámara Argentina del Libro en el stand de Independientes, en el stand se SADE (Sociedad Argentina de Escritores) de la cual es socio activo desde el 2013. Y con el mismo participó en 2014 del Premio Faja de Honor del género poesía. Su segundo libro Sol Dado fue publicado por Editorial Dunken, de Buenos Aires. Obra breve entre una vasta obra inédita que paulatinamente irán alcanzando la dimensión del libro para perdurar y brindarse a sus semejantes y a insospechados lectores.

Le damos la Bienvenida en nuestro espacio y espero que esta entrevista sea de gran interés para nuestros lectores.

JK: Sergio, para comenzar esta entrevista quisiera preguntarte: ¿Qué de especial te trae a la memoria la ciudad de Santa Elena?

Creo que la batalla que ganamos en los cielos con las huestes celestes nos condecoró con un lugar nuestro en el mundo donde echar raíces. Llevar en el alma la niñez, los bellos momentos en familia y las personas conocidas. Amo a mi pueblo Santa Elena, Entre Ríos, Argentina.

martes, 18 de junio de 2019

Poema V



  De haber podido mantenerte,
de haber podido,
el vino no sería
hábito de muerte llevadera…
ni sería la ausencia
materia del caos
en conflicto
con la noche que sueña.

La ciudad hoy bosteza,
nadie reconoce su aullido
ni su salto de insomnio.
Los fantasmas son míos,
y el silencio… los despierta.


sábado, 15 de junio de 2019