martes, 8 de noviembre de 2022

FRAGMENTO DE MI NOVELA EN PROCESO DE REESCRITURA: "EL ENGASTADOR".


Quedé sola en medio del cementerio. Unos cuervos pasaron graznando por el cielo nublado. Me arrodillé ante la lápida y pasé mis dedos por los caracteres desconocidos. Me humedecí las rodillas. De forma inesperada, Aviro hizo contacto mental conmigo. Otra vez pasaron por mi mente imágenes sin sentido, hasta que de pronto las letras de la lápida comenzaron a tener significado para mí. 

La inscripción decía: 

«Soy Razazel, el que vuelve de entre los muertos. Así sea.»

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Entonces sentí pasos detrás de mí. Me volteé, pero no había nadie. La reja de la entrada del cementerio se cerró con estruendo y luego comenzó a agitarse sobre sí misma impulsada por una fuerza invisible. Puse mis sentidos en alerta y mi pulso se paralizó. Una densa niebla emergió de las tumbas y un búho pasó volando a ras de mi cabeza. Levantando remolinos de hojas secas y húmedas el viento comenzó a soplar por un breve intervalo con ímpetu de temporal. Me pareció distinguir una silueta entre las tumbas, pero cuando enfoqué bien la mirada había desaparecido. No quise seguir tentando a la suerte y me dirigí lo más rápido que pude, por no decir corriendo, hacia la casa de Suzanne.

Cuando llegué ella me esperaba sentada en un taburete.

—Tenemos que hablar —dijo. 

Cuando me senté, la habitación se me hizo difusa y caí al suelo.


MARTHA JACQUELINE IGLESIAS HERRERA

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