IV
No
digáis que, agotado su tesoro,
de
asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá
no haber poetas; pero siempre
habrá
poesía.
Mientras
las ondas de la luz al beso
palpiten
encendidas;
mientras
el sol las desgarradas nubes
de
fuego y oro vista;
mientras
el aire en su regazo lleve
perfumes
y armonías;
mientras
haya en el mundo primavera,
¡habrá
poesía!
Mientras
la ciencia a descubrir no alcance
las
fuentes de la vida,
y
en el mar o en el cielo haya un abismo
que
al cálculo resista;
mientras
la humanidad, siempre avanzando,
no
sepa a dó camina;
mientras
haya un misterio para el hombre,
¡habrá
poesía!
Mientras
sintamos que se alegra el alma,
sin
que los labios rían;
mientras
se llore sin que el llanto acuda
a
nublar la pupila;
mientras
el corazón y la cabeza
batallando
prosigan;
mientras
haya esperanza y recuerdos,
¡habrá
poesía!
Mientras
haya unos ojos que reflejen
los
ojos que los miran;
mientras
responda el labio suspirando
al
labio que suspira;
mientras
sentirse puedan en un beso
dos
almas confundidas;
mientras
exista una mujer hermosa,
¡habrá
poesía!