sábado, 11 de marzo de 2023

HETHATIA…



Detrás queda la casa… (nuestra casa)
donde arden las fiebres de aquellos
que -a deshora y a cambio de otros dones-
tatuaron las cenizas de ayer en sangre,
en tiempo,
en máscaras de arcilla.


No. No te quiero apartar.

Yo camino a tu lado, 
aunque a veces no entiendas que te llamo.
Tú eres cuanto tengo en este mundo de sombras que me envuelve.

Y aquí estoy -vestido de fantasma para amarte-
poniéndote a los pies este misterio con el que nadie te ha mirado jamás.

Ven… No te detengas.
Escribe la señal.
Volvamos a entendernos.

El secreto de tus manos es la luz del relámpago 
que abre las puertas de mi vida.
Y yo soy el que te sueña por nombrarte, paloma mía.


viernes, 10 de marzo de 2023

La pintura de Jorge Grifaldo Toledo...



Nacido en la Ciudad de México en el año de 1963, en el barrio de Coyoacán. 


Terminó la Carrera de Ingeniero en Sistemas y posteriormente se dedicó a tomar clases particulares de dibujo y pintura hasta poder llegar al resultado que hoy en día vemos. 

domingo, 5 de marzo de 2023

MI VENIDA A TU MUNDO

 Yo asisto cada día a la alianza

que fraguan mis labios en el altar de tu sonrisa.

Yo develo lo oculto del espejo

calzándome la huella de tu vuelo en el viento,

ese vuelo impulsado por el soplo de mi aliento

en las calles de esta vida.

 

Tu caricia en el brasero de mi alma

es ternura removiendo negruras que me traje en las manos,

estas manos de cavar las fronteras entre mundos pa’ forjar un camino…

un camino que me lleve a tus ojos tan llovidos de tiempo,

tan del fuego y tan míos.

 

ÉRAMOS TAN JÓVENES...

Éramos jóvenes y el mundo

cabía en las pupilas de tus ojos,
todo él, desde su páramo en sombras
hasta su roída grandeza
quedaba vencido, como yo,
frente a tu sonrisa de demoniaca virgen
que apresuraba la codicia de mis manos
hambrientas de rumores
sobre tu pecho invicto,
guarnecido de memorias.

Éramos jóvenes y el mundo…
diablos, qué importaba el mundo,
si en tu espina dorsal
danzaba su equilibrio de funámbulo,
su andamiaje de profeta
y la duplicidad distraída de sus horas,
si toda la gloria de un instante
cabía en las pupilas de tus ojos…

Éramos tan jóvenes… ¿recuerdas?

miércoles, 1 de marzo de 2023

Al filo de tu boca...



Estaba mirando una foto de la lluvia
en este jueves que casi se termina,
una foto futura que nunca se ha tomado
con tu brazo de hombre rodeando mi cintura.

Estaba así, como apoyándome,
en una fiebre que siempre me perdura,
balbuceando tu nombre con un falso recato
mirándote desnudo, al pie de mi locura.

Estaba casi pura con mi vestido viejo…
me dolían tus ojos quitándome la ropa,
estaba sencilla como para una fiesta
de besos bien servidos al filo de tu boca.

martes, 28 de febrero de 2023

Olga Orozco: “Hechicera de formas y vocablos”



Entrevista efectuada a Manuel Ruano a raíz de reparar y prologar la edición de la “Obra poética” de Olga Orozco, editado por Editorial Biblioteca Ayacucho, Caracas 2000.

Fuente: Internet


“Desde lejos” es un libro lleno de ruinas, abismos, soledad, nostalgias. Hay como demasiada conciencia del lenguaje en él: las flores son “polvorientas”, los cielos están “abandonados”. ¿De veras cree que es el libro de la infancia? ¿No es quizás el libro del despertar?

No es tan lineal... Definitivamente no es el libro de la infancia. Tampoco del despertar. Más bien, pienso, es el libro de un peregrinaje interior. A los 14 años en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, Olga fue una enigmática discípula en ocultismo de una sombrerera italiana llamada Teresa, quien le enseñó todo lo que pudo acerca de sus misteriosas artes, depositando en ella su fe y conocimientos, entre otras cosas, del tarot. Así que desde muy niña, aprendió el lenguaje misterioso de los arcanos mayores y menores y las relaciones, por ejemplo, que hay entre una reina, un paje y un bufón, en una disposición de cartas. Ella era capaz de “leer”, literalmente hablando, una casa, un jardín o los registros de la memoria de sus difuntos. Eso es parte de una realidad que tiene que ver con los recuerdos de su infancia. También supo del lenguaje de los vientos, las arenas, los cardos, las hojas secas y los médanos que cambiaban de lugar con aquellos vientos de su niñez. Es muy posible que esas huellas de su memoria, ejercieran una nítida acuarela de fantasmas y de recuerdos en sus primeros poemas. Cuando escribe este libro tiene 26 años y ya es dueña de un lenguaje poético milagroso para la lírica argentina. En una palabra, toda la poesía de Olga mantiene un eje a través de los tiempos, donde articula los instantes que va fijando de aquel pasado y aquellas sensaciones, que ella misma fue descubriendo entre la poesía y la magia. De las tantas charlas que mantuve con ella, recuerdo aquello de “construyo mis poemas para habitarlos, para vivir en ellos”