Brindo
con el vino que exorciza los diablos de tu cuerpo,
ese… que apenas cato en el intento de tenerte,
y se me antoja la noche un vuelco de camino,
un desempolvo con que barrer el zumo de los días
donde amanezco envuelta en un silencio que no habito,
en ese que me buscas… rabiosamente incrédulo.
ese… que apenas cato en el intento de tenerte,
y se me antoja la noche un vuelco de camino,
un desempolvo con que barrer el zumo de los días
donde amanezco envuelta en un silencio que no habito,
en ese que me buscas… rabiosamente incrédulo.
Pero
ya vamos juntos, acaso… importa solo eso,
la emoción que al sobrevuelo entretejen tus palabras,
el beso apenas húmedo que te hurto y que no llevo,
la sombra de la pose que adivino en la distancia,
el sangrante y absurdo rocío de los celos.
la emoción que al sobrevuelo entretejen tus palabras,
el beso apenas húmedo que te hurto y que no llevo,
la sombra de la pose que adivino en la distancia,
el sangrante y absurdo rocío de los celos.
Así
que brindo… por ti y por mí,
por el nacer y morir a un mismo tiempo
por la caricia que te levanta de las aguas
y las fragancias con nombres, que no quiero.
por el nacer y morir a un mismo tiempo
por la caricia que te levanta de las aguas
y las fragancias con nombres, que no quiero.
Por
tambalearme al filo de tus párpados
porque, acaso… importa solo eso.
porque, acaso… importa solo eso.
Martha
Jacqueline
Del
Poemario: “Si no fuera de ti”.
Pintura
de Lidia Wylangowska