Esperas.
A
veces sabes que nada llegará
porque
nada se anuncia.
Todo
fue barajeado,
picado
en dos el mazo,
leído.
Irremediablemente,
no
habrá más detenimiento
ni
séquito más bullicioso
que
el de la palabra que no está,
y
el de ese talismán
exonerado
de su oficio.
¿Qué
cielo se salta de tus ojos,
para
oficiarte este vuelo irremediable
donde
cayendo vas, Ícaro?
Ya
ves que te ensombreces.
Intenta
algo con la noche.
La
voz del barro se te duerme
y
haces la sombra
moldeando
la falta con tus manos:
y
es muerte que recibe,
un
frío vertical que te hace señas.
Tú
miras su querido ausente y lo saludas.
Así,
como si en realidad existieras.
Martha Jacqueline
Del Poemario: "Topografías del silencio".