Nada
se repite exactamente igual…
y
esta noche que nos llega de lejos
nítidamente
iluminada por un cuarto de luna
podría
semejarse en su esencia, a otras noches.
Tal vez sea este aire cálido
avanzadas las horas
que huele a arena
húmeda
a palmeras,
a sal,
a trópico.
O quizás sea el
noctambulismo de los astros
en su andar por su
existir celeste.
Podría ser acaso la
feliz coincidencia
de repetirnos en su
entorno:
abrazados… tendidos
nuestros cuerpos a la orilla del mar
sobre unas hojas de
palma recién cortadas por el filo del viento,
al lado de esta hoguera
que hace juego a la luna
y con fragmentos de
algas vistiendo todo mi cuerpo… perdido,
a la deriva de la forma
hexagonal de este deseo
que acaricia,
estruja,
ansía,
aprieta,
palpa,
muerde… cada trozo de
noche tan enorme en sí misma,
que en su esencia,
podría semejarse a otras noches,
más tiene algo
distinto…
quizás sea esta lluvia,
la repentina lluvia,
que al arrastrar las
algas dejó mi piel desnuda.
Nada se repite
exactamente igual.
Martha Jacqueline