miércoles, 15 de marzo de 2023

El viejo y el mar de Ernest Hemingway



Este relato le valió a Ernest Hemingway un Pulitzer en el año 1953.
Fue publicado por primera vez en otoño de 1952, primero en la revista Life el 1ro. de Septiembre y una semana más tarde en forma de libro por la editorial Scribner´s de New York.

Un viejo pescador, un muchacho y un pez, constituyen el núcleo central de este relato, derivado de una extensa novela que Hemingway comenzó a escribir luego de finalizada la segunda guerra mundial y a la que tituló: “The Sea Book”; una trilogía sobre el mar, la tierra y el aire, que nunca publicó en vida, pero cuya versión salió a la luz muchos años después bajo el título: “Islands in the Stream” (Islas en el Golfo).

Recreado en los escenarios de Cojimar, un pueblo pesquero anclado al noreste de La Habana, cuenta la historia de Santiago: un viejo y solitario pescador con el alma y la piel curtida por el sol y las aguas del Caribe, pero con la mirada invicta. Un hombre, que en su desesperada lucha por alcanzar su final con dignidad, trata a toda costa de arrancarle a la Corriente del Golfo una de sus más extraordinarias criaturas: un gran pez de unos dieciocho pies medidos de la nariz a la cola; sin tan siquiera sospechar que, con la muerte del mismo, estaría izando su derrota.

Sin lugar a dudas, “El viejo y el mar”, con su prosa llana, plena de encanto y reflexiones, enriquecida por un contacto directo del autor con la marina y ambientes cubanos, constituye uno de los relatos célebres más apasionados de la literatura norteamericana.

martes, 14 de marzo de 2023

Poemas de Chantal Maillard



Y dónde está escondido tu tesoro, Hainuwele...

«¿Y dónde está escondido tu tesoro, Hainuwele?»,
me pregunta, burlona,
la más anciana del poblado.
Se refiere, lo sé, a lo que siempre buscan
los hombres cuando vuelven del combate.
Mi tesoro, contesto, es suave como el musgo, dulce
como leche de almendras,
tiene el frescor de los helechos
y sangra sin dolor hasta teñir de púrpura el crepúsculo
o para alimentar los cachorros de un tigre.
Mi tesoro no está escondido:
resplandece en el bosque como el oro,
mas sólo un hombre ciego
pudo hallar el camino que a él conduce.

sábado, 11 de marzo de 2023

HETHATIA…



Detrás queda la casa… (nuestra casa)
donde arden las fiebres de aquellos
que -a deshora y a cambio de otros dones-
tatuaron las cenizas de ayer en sangre,
en tiempo,
en máscaras de arcilla.


No. No te quiero apartar.

Yo camino a tu lado, 
aunque a veces no entiendas que te llamo.
Tú eres cuanto tengo en este mundo de sombras que me envuelve.

Y aquí estoy -vestido de fantasma para amarte-
poniéndote a los pies este misterio con el que nadie te ha mirado jamás.

Ven… No te detengas.
Escribe la señal.
Volvamos a entendernos.

El secreto de tus manos es la luz del relámpago 
que abre las puertas de mi vida.
Y yo soy el que te sueña por nombrarte, paloma mía.


viernes, 10 de marzo de 2023

La pintura de Jorge Grifaldo Toledo...



Nacido en la Ciudad de México en el año de 1963, en el barrio de Coyoacán. 


Terminó la Carrera de Ingeniero en Sistemas y posteriormente se dedicó a tomar clases particulares de dibujo y pintura hasta poder llegar al resultado que hoy en día vemos. 

domingo, 5 de marzo de 2023

MI VENIDA A TU MUNDO

 Yo asisto cada día a la alianza

que fraguan mis labios en el altar de tu sonrisa.

Yo develo lo oculto del espejo

calzándome la huella de tu vuelo en el viento,

ese vuelo impulsado por el soplo de mi aliento

en las calles de esta vida.

 

Tu caricia en el brasero de mi alma

es ternura removiendo negruras que me traje en las manos,

estas manos de cavar las fronteras entre mundos pa’ forjar un camino…

un camino que me lleve a tus ojos tan llovidos de tiempo,

tan del fuego y tan míos.

 

ÉRAMOS TAN JÓVENES...

Éramos jóvenes y el mundo

cabía en las pupilas de tus ojos,
todo él, desde su páramo en sombras
hasta su roída grandeza
quedaba vencido, como yo,
frente a tu sonrisa de demoniaca virgen
que apresuraba la codicia de mis manos
hambrientas de rumores
sobre tu pecho invicto,
guarnecido de memorias.

Éramos jóvenes y el mundo…
diablos, qué importaba el mundo,
si en tu espina dorsal
danzaba su equilibrio de funámbulo,
su andamiaje de profeta
y la duplicidad distraída de sus horas,
si toda la gloria de un instante
cabía en las pupilas de tus ojos…

Éramos tan jóvenes… ¿recuerdas?