lunes, 16 de mayo de 2022
Vladimir Clavijo: Sensualidad y sexualidad.
domingo, 15 de mayo de 2022
EL ESPÍRITU DEL LINCE DE JAVIER PELLICER…
sábado, 14 de mayo de 2022
HAY EN LA INTIMIDAD UN LÍMITE SAGRADO
Hay en la intimidad un límite sagrado
que trasponer no puede aun la pasión más loca
siquiera si el amor el corazón desgarra
y en medio del silencio se funden nuestras bocas.
La amistad nada puede, nada pueden los años
de vuelos elevados, de llameante dicha,
cuando es el alma libre y no la vence
la dulce languidez del goce y la lascivia.
Pretenden alcanzarlo mentes enajenadas,
y a quienes lo trasponen los colma la tristeza.
¿Comprendes tú ahora por qué mi corazón
no late a ritmo debajo de tu diestra?
Anna Ajmátova (RUSIA-1889)
Traducción de María Teresa León
viernes, 13 de mayo de 2022
LA CIUDAD
Dijiste: «marcharé a otra tierra, iré a otro mar.
Otra ciudad habré de hallar mejor que ésta.
Cada empeño que pongo lleva escrito una condena
y está mi corazón, como un muerto, sepultado.
En este declive, cuánto más se obstinará mi mente.
Adonde vuelva los ojos, adonde quiera que mire,
negras ruinas de mi vida es lo que veo aquí,
donde tantos años he pasado, he malgastado y consumido.»
No habrás de hallar nuevos sitios, ni encontrarás otros mares.
Te seguirá la ciudad. Las calles donde deambules
serán las mismas. En estos mismos barrios te harás viejo.
Y mudarás a gris en estas mismas casas.
Siempre vendrás a esta ciudad. A otros lugares —ni lo esperes—
no hay barco para ti, no hay camino.
Igual que malgastaste aquí tu vida, en este rincón menor,
así la has arruinado en el resto de la tierra.
Constantin Cavafis (EGIPTO-1863)
jueves, 12 de mayo de 2022
SONETO XXII
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante,
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angol, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era.
De pronto
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
Frente a mis ojos estabas, reinándome y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.
PABLO NERUDA (CHILE-1904)
miércoles, 11 de mayo de 2022
AL FILO DE LA MAÑANA
En una cama en penumbras, hay dos cuerpos tendidos. Respiran y libremente fluyen como el agua muy pura. Uno al otro se vuelven, y vagan remotos por sus propias llanuras. Sin relojes ni prisas, habitantes de sueños que no logran compartir, y ambos sienten su lejanía, y al sentirla se palpan con la mirada. Luego acuden las manos buscadoras, dos manos que en la cama forman algo distinto, algo que no les pertenece, y abre un espacio sin dueño, vivo organismo latiendo desprendido en un enlace efímero. Diez dedos como diez ojos quieren trazar un puente, por el que nadie pasa ni pasar puede. La luz del mundo duda todavía en comenzar, y sólo es cierto, y quizá real, el calor inseguro de sus cuerpos tendidos. Antón Arrufat (CUBA-1935). |