miércoles, 9 de noviembre de 2022
Cuando ese corazón se apague no habrá razón para seguir existiendo...
sábado, 11 de diciembre de 2021
VÍCTOR MORATA: "La muerte siempre ha sido un tema recurrente en mis relatos. Pero no el único. Cada escrito es hijo de su tiempo. Y cada tiempo está sometido a las circunstancias de su creador. Cada palabra, al igual que la muerte, tiene su hora".
por Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Desde España llega a Letraweb un escritor que admiro mucho: Víctor Morata. Tuve el honor de entrevistarlo por primera vez en el año 2008. Desde entonces hemos estrechado lazos de amistad recorriendo el fascinante mundo de la escritura. Dotado de una gran sensibilidad, Víctor siempre ofrece una mano amiga con la que contar. Ha sido para mí un apoyo invaluable. Hoy, trece años después, tengo la satisfacción de volver a entrevistarlo, esta vez a raíz de la publicación de su novela: "Siervos de la Guadaña", obra cuya lectura he disfrutado muchísimo y que me ha convencido de que Morata marcará una huella importante en el mundo de la literatura.
Sobre él podemos decir que es autor de más de 350 relatos cortos, 40 microrrelatos y 13 novelas. Ha sido ganador del VII Yoescribo de relato y finalista de otros concursos como el de Aullidos.
Ha publicado relatos en antologías de Tombooktú, DH, El País Literario y Holocubierta y también en fanzines literarios como el de Horror Hispano o La Gárgola.
Ha publicado en revistas como la argentina Insomnia o la madrileña Voces.
Ha participado en proyectos colaborativos como la novela de La historia de Almos.
También ha colaborado con reseñas literarias en páginas como Propera Parada: Cultura y La jungla de las Letras.
Siervos de la Guadaña es su primera novela publicada.
jueves, 14 de enero de 2021
Prólogo al Libro de Poemas: “Inscripciones del Tiempo” de Esteban D. Fernández
Por Víctor Morata Cortado
Murcia, 19 de mayo del 2016
Soy enemigo de los prólogos. Sólo en los últimos tiempos. Antes tenía un concepto diferente de ellos. Pero soy consciente de que un día éstos subrayaron mis textos bajo la impresión de otros a los que considero talentosos escritores. Por esa deuda pendiente tal vez y por la amistad que me une a quien me pidió que lo escribiera, este prólogo existe.
No soy poeta, aunque hubo un tiempo en que me consideraba escritor de versos y gasté cientos de palabras y un buen puñado de papeles en dejar constancia de ello. Eran tiempos en que vivía enamorado del amor, en que era un muchacho doliente al que las estacas se le clavaban una y otra vez en el corazón, agujereándolo como un castigo, agrietándolo hasta hacerlo pedazos o jirones o lo que sea. Destrozándolo. De mis enamoramientos, que exaltaban mis pasiones y turbaban mi percepción del mundo hacia colores vistosos, y de mis decepciones, que lo teñían todo de negro pesimismo, surgían mis versos. En esa montaña rusa de emociones y sentimientos que llenaban páginas y páginas como desahogo del alma. Pero no. No soy poeta. Sólo viví creyendo hacer poesía. Por eso me sorprende que se me haya pedido hacer esto. ¿Qué puedo decir yo de versos y rimas? Nada. Eso se lo dejo a los eruditos y entendidos. De lo que sí puedo hablar es de la evocación.
Cuando yo escribía poemas de amor y desamor no pensaba en la rima ni en intrincados artificios y estructuras, sino que me valía del sentimiento que se destilaba de sus versos. Lo que evocaba para mí y para otros era lo importante, porque en el propio vómito impulsivo de su creación veía yo la impronta de mis emociones. Sólo así veía fidelidad a la hora de traspasar la carne y la mente para depositar mi alma sobre el papel y que otros, acaso, lograran entender y vivir a través de mis palabras. Si hablo de todo esto es porque Esteban D. Fernández posee ese lenguaje visceral que nace de dentro y se instala con cierto dolor en la hoja en blanco, para llenarla de matices e impresiones nacidas de la soledad, la tristeza o la exaltación del amor, pero que pasan, además por conceptos más complejos que incluyen mitología, filosofía y religión.
lunes, 4 de julio de 2016
La dama de la fuente...
Demasiadas mujeres como ella habían sido encantadas, unas veces por su propia voluntad, otras tantas como castigo por las obras que realizaran a disgusto de terceros. Pero había demasiadas repartidas por todo el mundo. En las historias que oía contar a los excursionistas, había descubierto la extensa tradición que existe en torno a ellas aquí y allá. Fayettes en Francia; fenettes en los Alpes Occidentales; lamiñaks en el País Vasco francés; alojas y encantadas en Cataluña... y así podría seguir, enumerando los diversos nombres por los cuales se las conoce. No obstante, había uno en concreto por el cual nadie podía admitir confusión alguna y por el cual siempre se las conocía allá donde se mentaran, eran ante todo Damas de las fuentes.
jueves, 15 de marzo de 2012
UNIVERSO MÁGICO por Víctor Morata Cortado
VÍCTOR MORATA CORTADO: “Creo que el escritor no puede desvincularse totalmente de su vida social y en cada una de sus obras, aunque sea de forma subrepticia, se aprecia algún aspecto de su existencia”.
Creo que el escritor no puede desvincularse totalmente de su vida social y en cada una de sus obras, aunque sea de forma subrepticia, se aprecia algún aspecto de su existencia. Un amor no correspondido, una oportunidad perdida, un jefe que abusa de sus status… hay muchos aspectos que se ven reflejados en mis obras, muchos amigos a quienes he homenajeado e inmortalizado en relatos y muchas personas a las que juzgué y sentencié en mis historias mientras la vida misma se ocupa de sus fechorías.
JK: El Cosechador es un cuento que mantiene a la expectativa de principio a fin; de hecho, te valió el primer premio en el VII Concurso de Relato de Yo escribo.com. ¿Qué debe Morata a Romeo y a Julia?
Je, je… Creo que les debo, al menos, el premio. La verdad es que El Cosechador nació un día de 2006 cuando acababa de empezar un nuevo trabajo y me debatía entre continuar estudiando o dejarlo aparcado durante un tiempo. En el trabajo había un chico, hoy encargado del negocio y uno de mis mejores amigos, al que una de las empleadas apodaba Romeo por su galantería y dedicación a las mujeres que acudían al establecimiento pidiendo consejo. Entonces pensé, y todo empieza con este tipo de preguntas, ¿qué pasaría si Romeo se viera envuelto en la rutina, en lo cotidiano, de forma inexorable y cuando se afianza a ese estado se lo arrebatan todo sin explicación? He de decir que el relato quedó entonces inacabado y pasaron meses hasta que lo retomé. Ese tiempo de espera supuso que la historia diera un giro radical, más tétrico y reflexivo. En fin, creo que a Romeo y a Julia les debo mi primer premio serio y remunerado y puede que, ¿por qué no?, el inicio de mi carrera literaria en las librerías.
Estoy de acuerdo con Horacio. Cuando el fin se conforma en tu cabeza, el resto viene solo. Es como si vieses el final del túnel y tuvieses que llegar hasta la salida. Sabes hacia donde tienes que ir y, de forma automática, comienzas a caminar conformando el camino que te lleva hasta el final. En los cuentos pasa algo parecido, aunque claro, yo hablo por mí, desde mi propia experiencia. Es cierto que en algunas ocasiones prefiero que los personajes comiencen a caminar y me sorprendan con el final, pero con un fin establecido el camino se hace sin tantos rodeos, más firme y seguro, porque sabes que allí es donde acaba el cuento.
Bueno, aún estoy a la espera de estas editoriales a ver qué me dicen. Hace ya mes y medio del envío de los manuscritos y no creo que tarden mucho más. Con respecto a la segunda novela, pues para qué esperar. A mí me gusta escribir, lo de publicar me encantaría, pero ciertamente es secundario, es como conseguir vivir de lo que más te gusta, así que he decidido no esperar contestación alguna para seguir con mis proyectos. Esta segunda novela la estoy estructurando de manera diferente a la anterior. Me estoy documentando bastante y creando esquemas y una estructura sólida. Ya veremos cuando empiece a escribir cómo va surgiendo.
Je, je… no sé si yo seré el más adecuado para recomendar siendo aún tan novel como el que más. No obstante, me aventuro a dar un consejo: no dejes de escribir ni que las críticas negativas te sepulten el ánimo, sino todo lo contrario. Cada vez que alguien te diga que no puedes no le hagas caso y sigue adelante. En esto de la escritura, por suerte, no hay un escritor que guste a todos y, por ende, uno que desagrade del todo. Cada escritor tiene su lector. Así que no cejes en tu empeño, los escritores tenemos la suerte de poder crear mundos, personajes, situaciones, maravillas mil… y lo mejor de todo es, que es gratis, tan sólo te ocupa un tiempo que además se disfruta.
Tengo muchos sueños a los que me gustaría no sólo darle nombre, sino también forma. Sin embargo, en lo referente a esto que nos atañe, la literatura, diré que mi sueño tiene ocho letras: escritor. Me gustaría dominar por completo todas las herramientas que la lengua pone a mi disposición, mejorar en vocabulario y expresión… no dejar de avanzar en este camino de letras. Así, aunque escribo, aún no me puedo ganar la vida con ello. Ese sería el sueño, escritor.