Hacía
mucho tiempo que tenía ganas de leer alguna obra de Matilde Asensi y “El Origen Perdido” me ha brindado esa
posibilidad. Ha sido una lectura muy instructiva pues nos acerca a la historia
del Imperio Inca.
Es
necesario señalar, mirando hacia atrás en el tiempo, que los primeros cronistas
tuvieron que enfrentar varias dificultades para poder reproducir la historia
incaica, ya que además de tener que superar la barrera idiomática, se
enfrentaron al problema de interpretar la manera de ver el mundo de una forma
totalmente distinta a como estaban acostumbrados. También es importante acotar
que sus diversos autores tuvieron sus propios intereses al escribirla: el de
los cronistas españoles fue legitimar la conquista, el de los ligados a la
iglesia católica fue legitimar la evangelización describiendo la religión
incaica como obra del demonio y el de los mestizos e indígenas fue ensalzar al
imperio.
El
“Origen Perdido” nos adentra en las
ruinas de Tiwanacu (es una antigua ciudad arqueológica, capital del estado tiahuanacota
ubicada en el Departamento de la Paz, Bolivia, a 15 km al sudeste del lago
Titicaca) donde se encuentra la Puerta del Sol que es conocida a nivel mundial
como la mejor muestra del grado de perfección que alcanzó esta cultura. La
novela hace referencia al mensaje inscrito en los bajorrelieves de la parte
superior del monumento que hasta ahora nadie ha podido descifrar y que se cree guarda
una fórmula para que no se extinga la humanidad.