Bajo el duro afiche que da sentido a esta hora
contemplo el rostro de los bailadores.Manos distintas se mueven en el aire.
Se mueve una voz, muchachas pegadas al sudor
y las guitarras que una estrella acerca por su luz.
Fascinados en esa alucinación giramos libremente;
sin miedo y sin otra voluntad que estar vivos,
así giramos, todos bellos en el crepúsculo de la ciudad.
Pasa el amor y lleva el ritmo en los labios.
Pasa el amigo con un toque de rock sobre botellas.Pasa el mar, azul y gris clarísimo.
Blancas monedas que la libertad desnuda.
Contemplo el rostro de los bailadoresy el efímero resplandor de las cosas más puras.
¡Qué difícil para mi ojo humano
mirar de frente esaúnicaluz!
Pero siguen dentro refulgiendo sus destellos.
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