Por
Martha Jacqueline Iglesias Herrera
(...) me imagino a
muchos niños pequeños jugando en un gran campo de centeno y todo. Miles de
niños y nadie allí para cuidarlos, nadie grande, eso es, excepto yo. Y yo estoy
al borde de un profundo precipicio. Mi misión es agarrar a todo niño que vaya a
caer en el precipicio. Quiero decir, si algún niño echa a correr y no mira por
dónde va, tengo que hacerme presente y agarrarlo. Eso es lo que haría todo el
día. Sería el encargado de agarrar a los niños en el centeno. Sé que es una
locura; pero es lo único que verdaderamente me gustaría ser. Reconozco que es
una locura.
The Catcher in the Rye es el título en inglés de esta magnífica obra
escrita por J. D. Salinger publicada en 1951 (Conocida en castellano como El
cazador Oculto, 1961 y por El guardián entre el centeno,
1978). El mismo hace referencia a la reflexión que da inicio a esta reseña que
trata sobre un catcher que evita que los niños caigan en el precipicio.
La novela está escrita en
primera persona por un narrador intradiegético y al publicarse provocó gran
alarmismo y polémica debido a su lenguaje provocador, ofensivo, que retrata sin
reservas a la sexualidad y la ansiedad adolescente haciendo marcadas referencias
al alcohol, al tabaco y la prostitución.
Cabe señalar que Holden
Caulfield, su protagonista, se ha convertido en un ícono de la rebeldía entre
los más jóvenes y que treinta años después de su publicación fue tanto el libro
más prohibido como el segundo más estudiado como lectura obligatoria en las
escuelas estadounidenses. Cuenta con más de 60 millones de copias vendidas y
cada año se venden 250 mil ejemplares aproximadamente.
Como dato curioso se dice
que ha sido la novela predilecta de asesinos en serie y de inadaptados sociales.