(…) y
desde el fondo de los ojos alguien me mira,
es un
pasaje entre el presente y la distancia, adentro mío,
rezo o
señal de un mundo en que creerme humano, vivo,
canto
que suena del lado sereno del silencio, en la muerte mágica del día,
en un
lupanar de sueños que me fondearon los ojos
mirando…
mirándote…
y la lluvia,
y la
luna esclava de una oscuridad que sangra urgente por mis labios
(como
la sombra de un árbol se sangra junto al río y canta y se va en las aguas),
y nada
me reemplaza espejos, ni me palpita más hondo que tu canto,
ni me
destiñe la herencia de la carne como un lampazo seguro de tu sombra…
…allá
será acá,
acá es
un mundo tan extraño que no puedo detener y se hace allá, en tus manos,
retumba
el grito de cien, de cien mil gargantas que deletrearon de norte a sur la
huella
heridas
en el kultrun e hilando hondo el secreto de ser tierra,
deshilándose
dulzura entre los pliegues del paño que te desnuda…
y la lluvia abriendo venas como acequias,
le dan
nuevos ríos al instinto de haber nacido de cara al tiempo,
mirando…
mirándonos…
(…)
soy viejo
como
el anciano que le habla a las montañas y entrecierra los párpados al viento,
soy
niño
como el
color del crepúsculo que salta en las redes de un pescador de pasiones,
amante,
soy hombre
como
el rumor de la brisa entre las blandas plegarias del vestido que juega a
saberte el vientre,
soy
dulce
como
el licor que destilan las melazas y el rocío acariciando las uvas en tus
labios…
pero
soy recuerdo… y soy hambre
porque
soy recuerdo en la hendidura del alma, ahí, adonde duele el mundo,
y seré
barro… o seré nada,
porque
nada es lo que queda del misterio, sino la razón fundamental del barro…
…entonces
vivo,
y
desde el fondo de los ojos alguien me mira,
no
creo en dioses orfebres, serás vos que vas moldeando la arcilla del destino,
será
que algún animal sagrado me hincó el colmillo en la carne
cuando
me abriste los ojos,
cuando
mi sombra fue al río…
Horacio De Stefano
No hay comentarios:
Publicar un comentario