La
obra cirlotiana nace con vocación de hermetismo. Se trata de mensajes
enigmáticos que ponen a prueba la sagacidad de los lectores. Sólo los dotados
de competencia en materias esotéricas, místicas o religiosas estarán en
condiciones de elaborar hipótesis de sentido.
El Ciclo Bronwyn también tiene un origen
cinematográfico. Nace del asombro que la proyección de El señor de la guerra de Franklin Schaffner en Barcelona en 1966
causó a nuestro autor. Se gestó en algo más de cuatro años y se compone de
dieciséis libros, además de artículos, dibujos y esquemas (Cirlot, 2001). Al
finalizar el octavo libro, Cirlot creyó que el ciclo estaba concluido. Pensó
entonces que debía hablar a Bronwyn en su propio idioma. El resultado son las
variaciones surgidas a partir de las cinco letras del nombre de la doncella
céltica. Esa técnica la aplicará en Bronwyn
n, z, x, y (1969-70), Inger. Permutaciones (1971) y las
póstumas Variaciones fonovisuales
(1972).
La
variación tercera (Fig. 8) narra la historia de Bronwyn. Se trata de una
secuencia de tres planos, que explica las transformaciones sufridas por el mito
a lo largo del ciclo: de imagen de mujer a idea, a ángel, de ángel a visión de
la Deidad (Cirlot, 2001: 27). El relato emplea los procedimientos visuales del
caligrama, el ideograma y el diagrama (Muriel, 2004: 171-73).