Por Vladimir Iglesias
Acercarnos a la obra del Pintor Denis Nuñez constituye
de inicio un juego de efectos , la misma sensación que nos atrapa al abrir de
golpe la única ventana de una somnolienta habitación hacia la claridad del día;
una figuración realista que atrapa al espectador, virtuosismo técnico y una
esmerada factura son las primeras luces que cuestionan la ingenuidad del
espectador, pero cuidado, al acomodarse nuestras pupilas estaremos en
condiciones de ver en profundidad el valor sicológico de un lenguaje donde poco
o nada es gratuito.