en tus manos de hombre bien plantadas,
te veo jugueteando en mi cintura,
convidándome en las noches solitarias.
Tengo un beso de fuego y te quiero
rondándote de a poco la cordura,
tengo un hambre de siempre y no puedo
rebrotando una flor en tierra dura.
Tengo un gusto en la boca violentado
que me sabe a delito de tu cuerpo,
tengo un llanto mudado para rato
en tu hábito triste de estar lejos.