Me
ha quedado la fe…
ella
yace en el agua que regará la tierra,
han
de girar las astas del molino
o
no veré el florecer de los jardines.
Me
quedó la esperanza…
sostenida
en la eufónica música del arpa
han
de vibrar sus cuerdas
o
con el tiempo, olvidaré el acorde.
Me
ha quedado el amor…
dormido
a pierna suelta en el color disuelto
vital
hacer empastes en el lienzo
o
no veré nacer pintura al óleo.
Me
ha quedado la vida…
inmóvil…
detenida en el tiempo:
del
brotar de las flores,
del
sonido del arpa,
del
arte sobre el lienzo.
Me
urge que haya viento,
que
toque una mano,
que
exista un artista.
Martha Jacqueline
Del Poemario: "De Estirpes y Credos"