Te hundes en mi sexo encendido
por el goce.
Desconozco tus letras, tus
códigos. No me importan.
Vivo abstraída en otra pasión (menos
austera)
que sorbe el ansia visceral de mi
deseo.
Mientras, retozo, ajena al
peligro
bajo mil bocas de lodo.
Dessiré.