Por
Martha Jacqueline Iglesias Herrera
“La última canción que se me ocurra debe ser
creo que debe ser
romántica
una canción
sentimental que lleve tanto amor
que bañe el
corazón de lágrimas”.
(Polo Montañéz)
Y digo Polo… y digo patria. Y decir patria es pactar
con la tierra, la misma, que un buen día se encela, se yergue y nos arrebata
como cosa propia. Polo ya no está, porque ella vino y lo acunó en su vientre…
quiso llevar hasta su médula el hechizo de su armonía deliciosa. Pero no pudo
callarlo, su voz aflora y burla sus entrañas, pues como diría Guillén: … “la
lengua se le ha abierto como una semilla bárbara y ha expulsado un árbol
gigantesco, un árbol duro, cargado de plumas y nidos”.
Y es que Francisco Borrego Linares, Polo Montañéz para
su público, llegó para quedarse en el corazón de todos los cubanos. Brotó del
monte, de un pueblecito rodeado de bosques y montañas, para legarnos un
vendaval de letras nacidas al vuelo de los días, con aromas de yerbas, de
campos, de mágico arsenal de identidad telúrica.
Nunca las raíces de un pueblo estuvieron tan bien representadas, ni se aunaron tantas generaciones en una sola voz. Nunca vi hombre tan orgulloso de ser cubano, ni tampoco vi cubanos tan orgullosos de saberse compatriotas de tal hombre.
Nunca las raíces de un pueblo estuvieron tan bien representadas, ni se aunaron tantas generaciones en una sola voz. Nunca vi hombre tan orgulloso de ser cubano, ni tampoco vi cubanos tan orgullosos de saberse compatriotas de tal hombre.
Desbordaba en sencillez y simpatía, de ahí le nacía su
grandeza.
Este guajiro natural, que comenzó golpeando los cueros
de una tumbadora y luego descubriendo la guitarra, afirmaría que: “… entre las
cuerdas y la percusión estaba el camino de la música cubana…”, lo que trazaría
después como objetivo de vida.
Un fenómeno sin precedentes, así podríamos definir esa
carrera meteórica que lo llevó a encabezar las listas de las radioemisoras del
país en menos de un año, con el tema: “Un montón de estrellas”, desbancando,
incluso, a las celebridades del momento. Pero Polo no solo conquistó a la isla,
también gozó del favor unánime del público de Colombia, México, Costa Rica y
otros países de Latinoamérica, y qué decir del encanto que ejerció en el viejo
continente.
Su canción “Flor pálida” fue popularizada en 2014 por
Marc Anthony, encabezando la lista de éxitos internacionales.
Indudablemente, la música popular cubana, tendrá un
antes y un después de que Polo llegara a nuestras vidas. Sea pues, bien
merecido este homenaje a tan entrañable hermano, cuya voz aflora y burla las
entrañas de la tierra…