Nos
vistió el otoño,
la
sombra previsible de sus luces,
la
piel desencajada de los tiempos
silbantes
de silencio,
lo
humoso de sus troncos,
perdiendo,
ganando
en la hermosura que arredila
los
vapores rojizos de sus tardes.
También
nos alcanzó su plenitud de lejanía,
el
beso descarnado de su rostro,
y el
tinte seco, descolorido,
de
sus hojas.
Helen Juliet Daisaku
Del Poemario: Minué en la soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu sonrisa...