LUZ DE LUNA
Pensado
por el oficio de tus manos… vuelo lejos.
En
ti me duermo mujer…
luz
de luna, faro que arde, patria del pecho incendiándome el latido.
Tiembla
la tierra cuando te anuncias regresándome, paloma mía.
Tu
vuelo traza la ruta de mi nido y en tu aleteo me quedo…
¿Por
qué llorar corazón?
El
dulce labio del destino me arrulla con confesiones que solo piden tu oído.
Bruja
amante, miel del campo, mujer del barro…
vestida
de mil distancias beso tu huella en el viento y me seduce tu aroma,
magia
del sueño donde te guardo en silencio como un pedazo de noche…
vela
de la soledad…
candil
que alumbra el secreto del pulso de este misterio
que
me late a pecho abierto, niña mía.
Soy
esto… la declarada sensación del crudo invierno del pobre,
el
grito de rebelión que se me hizo pueblo en las manos…
tu
bandera, mis instintos, nuestra herencia.
Nombras
al mundo en mi nombre
y
alguien lanza una plegaria hacia un dios desconocido.
Restos
de fe…
Toco
la orilla del miedo y no sé, no sé qué he sido…
si
en tus ojos me deshago de la suerte de no ser…
cuando
me lleva tu cuerpo por esos rumbos sin señas
que
es la sangre de los míos.
Me
habla el tiempo… y en ti me duermo mujer.
Aanroo
Todo retrocedió
hasta nunca.
Los siete
espíritus ordenan las palabras de Job
en el canto de
las cien mil estrellas.
Y a veces se
hace lejos para el rayo de Sirio.
Tu
reino fue fundado sobre la tierra negra donde un fulgor sustrajo la sal de su
simiente. Así, como el presagio labra el Cuerno de Amatea entre las ceremonias
de la ley.
Ellos
marcharon ya… confundidos con la bruma de las primeras aguas; rocío de miel en
la rama de muérdago para resucitar a la bondad decapitada en los altos
corredores de la penitencia. Una batalla a muerte que desperdicia el oro de
todo lo inasible para encarnar la sílaba que incuba el aliento de los
antecesores.
Tu
raza convocó las campanadas de un instante para asistir a los desamparados;
tiempo de eclipse donde un tajo de gloria ha de exhibir la lumbre de unos
costados devorados por tigres entre los signos de las bendiciones.
Se
levantan los sellos… mientras ensayas el dialecto de algún posible desarraigo y
una corona de intemperie en las investiduras de la noche, desnuda el rastro de
lo que se desvanece en la lengua de los elegidos; como runa de un eco en el
conjuro del regreso a la patria de hacer revoluciones.
Sobre el autor:
Yo soy un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz… soy incorpóreo…
soy intangible…