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jueves, 15 de marzo de 2012

Centauros en la noche

Publicado por Octavio en 03:24:00 . jueves, abril 9

Éramos como dos niños desvalidos
desorientando a las galaxias.
Ignorábamos, del limbo o de la luna,
el número exacto de habitantes.

Nos nacía la risa tan desnuda;
descubríamos la noche tan deprisa;
éramos tan niños que jugábamos
a verter las estrellas en un cubo
para luego repartirlas:

--Ésa es mía, tuya es ésa.

Eran las risas tan inmensas
como inmensas eran las estrellas.
La noche era como un jardín sin límites
donde vagábamos, libres de prejuicios.

Centauros desbocados cabalgando
--centauro uno del otro--
como serpientes enlazadas
que se buscan y se muerden.

Se terminó el juego y tú te fuiste.
Yo seguí buscando en las galaxias,
entre todas las estrellas, nuestra estrella.

Al fin, no fuiste
más que estrella fugaz de aquella noche
y dejaste el cielo oscuro con tu ausencia.

Pero entre todas las sombras de la noche
queda un aura con veneno de serpiente
y un resquemor dulce con sabor extraño
a boca, a labios, a besos inmaduros,
recién hechos.

Octavio Fernández Zotes.



Publicado por Octavio en 12:55:00 . miércoles, marzo 11

Porque me sigo sintiendo trigo en el verano,
lluvia en Abril o viento en Marzo,
y hay una música al fin del océano, sutil
brisa de mar, gaviota en lontananza;
me aferro a la tierra y me defiendo
de mí, del desencanto.

Me restan fuerzas aún para la risa
y su ingrata sincronía con el llanto;
porque a veces me asombra aún el milagro
de un sentimiento fugaz que me rebasa:
me dejo seducir, me abro al abrazo.

Dejo un lugar abierto al sobresalto
en la esperanza de una palabra nueva,
entera y verdadera que me diga
que, detrás del palimpsesto de la vida,
quedan rayos de sol sin trampantojos;
sigo y sigo buscando la palabra viva.

Me es imposible parar y pasar página.
Buscaré, cuando se esconda el sol y ya no alumbre,
una nueva luz que me descubra
el último y total significado
de la palabra lumbre, de la palabra casa.

Aunque pueda parecer que huyen
y se esconden
entre las cenizas y las sombras,
quiero hallar un único sentido
de la palabra casa, de la palabra lumbre.

Octavio Fernández Zotes.

Publicado por Octavio en 04:22:00 . lunes, febrero 23


Desentrañar, en el alfoz del tiempo,
el santo y seña que permita
respirar el viento fácilmente. Sin asfixia.


Tomar el fresco a la puerta de la calle
hablando lentamente con la gente
que pasa. Y recordar sin prisa
aquel invierno que pasó sin nieve.


Mirar serenamente a las estrellas,
alzarle las enaguas a la luna,
descorrer la cortina de los astros
para seguir el rastro
de una vía láctea discontinua.

Colgar la incertidumbre en una percha
(tomando las debidas precauciones).

Cerrar ventanas y entreabrir balcones;
dejar la puerta abierta
para que haya corriente suficiente
que nos oree el alma, y que discurra
por una suave lentitud interminable.

Luego, al final, dejar al alma que hable,
que se explaye sin límite, sin ligadura
alguna que la ate, y deambule
por todos los rincones del misterio;
del abismo a la cúspide,
hasta sentir el vértigo
de lo inefable.

…dejar que nos abrace y que nos bese el viento…
…dejar al alma que hable…
… y que le diga al tiempo…¡el tiempo!…
…esa vacuidad evanescente
que nos ata y nos aflige.

Buscarle rendijas al viento y a la noche
para abrir ventanas a la calle
y…dejar al alma que hable.


Octavio Fernández Zotes.

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