sábado, 9 de julio de 2022

EL ENGASTADOR

 —¿Cree que me enseñe? —pregunté.

Por un instante no me creí capaz. En ocasiones, un fuerte ruido, el paso de una sombra lograban inquietarme.

—Todo depende de los mandatos del aire… no basta la magia del cariño, ni encauzar los ríos secretos de la sangre —afirmó con severidad—. Pero sí, tienes un espíritu muy fuerte que te protege, que amansa los caminos del tiempo para ti. Y tus poderes vienen de forma natural, puedo verlo en tu ánima. 


Unos alaridos venidos de lo profundo de la selva hicieron que Pujuy levantara el vuelo. El viejo se quedó pensativo, olfateando el aire. 

Luego me miró y sonrió:

—Debes acostumbrarte a identificar el peligro solo cuando existe. Estamos rodeados de puertas invisibles, inesperadas, abiertas únicamente para quien sabe verlas. Por ellas podrás pasar cuando la ocasión lo merezca. Solo que, al final de este viaje, debes estar preparada para que el mundo cotidiano no pierda ante tus ojos el filo de la novedad, porque de lo contrario no habrá nada bajo este cielo ordinario, el cielo de este lado del mundo, que pueda saciar tu espíritu. Quedarás enganchada a otras realidades a través de las Avenidas del Poder. En resumen, tu día a día podría tornársete muy complicado y desabrido —dijo tomando un sorbo del Kuscho.


―Y… ¿qué son las Avenidas del Poder?

―Aún no es el momento de revelártelo. Ya serás capaz de entenderlo. Pronto, de hecho, serás capaz de concebir muchas cosas que ahora mismo escapan a tu comprensión, como tu misión en este mundo, por ejemplo. Por el camino irás aprendiendo, no te preocupes ―expresó con afecto.


MARTHA JACQUELINE IGLESIAS HERRERA

FRAGMENTO DE LA NOVELA EN PROCESO DE REESCRITURA: "EL ENGASTADOR".

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