Yo nací bajo la influencia
de cierto signo sagrado ungido
por la magia
de una antigua leyenda,
me alumbró un sol de junio
con la gracia del cielo en el
día más largo del año,
y aún llevo en mi frente la
marca de los elegidos:
-ésos- que señala el destino
para cumplir el designio de la
gran soledad.
De mi vida cargo el peso de un
nombre
hecho a la medida de mi
porvenir,
un sueño que se cruza de
incógnito
por aquellos sitios que amo y
no podré olvidar,
un destello de ilusión en pleno
vuelo
que es como un "temblor de tierra" cuando aletea por mi
boca
sellada para siempre con un
beso de amor,
y una historia que pasa
estremecida
por los ritos que pinta el
verde de mis ojos
en el cortejo de mirar.
De mi paso por el mundo
quedará la insondable impronta
de este viaje,
donde no he querido ser más que
aquello que ya fui,
donde he amado mis lágrimas
en la misma medida que a la
dicha,
donde he abierto el desafío
a la estación dorada de otro
tiempo
haciéndolo guerra justa en el
combate de existir.
Mientras tanto seguiré siendo
la soberana
de un imperio invisible y
salvaje,
en el cual crece la sombra de
mi rostro
cuando nadie me ve pasar,
donde enciendo hogueras
impermeables
a esa agua que nos llueve del
alma
para alumbrar -del hombre que
amo- los secretos,
que revelan su brillo en lo más
íntimo de la eternidad.
Yo nací bajo la influencia
de un anillo de luz
desenterrado bajo el umbral
de las constelaciones del
hechizo,
aquellas que grabaron los
dioses en el cielo
de una noche de locura
crecida en medio del enigma de
soñar,
aquellas que brillaron de la
mano del siglo
invocando un conjuro para
abrirme los días
con las bisagras de una suerte
que prolongaba en su sino la
eterna hora de esperar.
Yo nací bajo la influencia
de un sello de incalculable certeza
que me estrechó los lazos con
todo lo imposible,
rúbrica de una quimera con mi
nombre en su borde
alentando el dulce sueño de la
muerte,
con la cifra de la edad
renovando ese murmullo
de evocación del corazón
adormecido,
con la suma de la memoria de mi
herencia
ardiendo al rojo vivo.
Yo nací bajo la influencia de
un embrujo de amor:
el veintiuno de junio de mil
novecientos setenta y cinco.
Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Del Libro de Poemas: “Ritual de lo Invisible”
Foto de la autora
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