martes, 21 de junio de 2022

21 DE JUNIO...


Yo nací bajo la influencia
de cierto signo sagrado ungido por la magia
de una antigua leyenda,
me alumbró un sol de junio
con la gracia del cielo en el día más largo del año,
y aún llevo en mi frente la marca de los elegidos:
-ésos- que señala el destino
para cumplir el designio de la gran soledad.

De mi vida cargo el peso de un nombre
hecho a la medida de mi porvenir,
un sueño que se cruza de incógnito
por aquellos sitios que amo y no podré olvidar,
un destello de ilusión en pleno vuelo
que es como un "temblor de tierra" cuando aletea por mi boca
sellada para siempre con un beso de amor,
y una historia que pasa estremecida
por los ritos que pinta el verde de mis ojos
en el cortejo de mirar.


De mi paso por el mundo
quedará la insondable impronta de este viaje,
donde no he querido ser más que aquello que ya fui,
donde he amado mis lágrimas
en la misma medida que a la dicha,
donde he abierto el desafío
a la estación dorada de otro tiempo
haciéndolo guerra justa en el combate de existir.

Mientras tanto seguiré siendo la soberana
de un imperio invisible y salvaje,
en el cual crece la sombra de mi rostro
cuando nadie me ve pasar,
donde enciendo hogueras impermeables
a esa agua que nos llueve del alma
para alumbrar -del hombre que amo- los secretos,
que revelan su brillo en lo más íntimo de la eternidad.


Yo nací bajo la influencia
de un anillo de luz desenterrado bajo el umbral
de las constelaciones del hechizo,
aquellas que grabaron los dioses en el cielo
de una noche de locura
crecida en medio del enigma de soñar,
aquellas que brillaron de la mano del siglo
invocando un conjuro para abrirme los días
con las bisagras de una suerte
que prolongaba en su sino la eterna hora de esperar.

Yo nací bajo la influencia
de un sello de incalculable certeza
que me estrechó los lazos con todo lo imposible,
rúbrica de una quimera con mi nombre en su borde
alentando el dulce sueño de la muerte,
con la cifra de la edad renovando ese murmullo
de evocación del corazón adormecido,
con la suma de la memoria de mi herencia
ardiendo al rojo vivo.

Yo nací bajo la influencia de un embrujo de amor:
el veintiuno de junio de mil novecientos setenta y cinco.

Martha Jacqueline Iglesias Herrera
Del Libro de Poemas: “Ritual de lo Invisible”

Foto de la autora

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