Detrás de ti
pasaste
con el rostro
del pueblo que fue tejiendo a ciegas
las vestiduras
de la última edad donde nos detuvimos
mirando a través
de los ojos de aquellos
que fundaron
sobre las piedras del hechizo
ciudades vueltas
hacia los amuletos y testimonios sin abrir
para después del
día en que se han de plegar nuestras visiones
por dónde
pasaremos cuando la última puerta,
aunque sea un
instante,
deje escapar la
sombra de inclemencia
del reverso de
nuestro porvenir.
Esteban D. Fernández