viernes, 16 de septiembre de 2016

La Roca





Fuiste aquellos granos de arena
que iban obstruyendo mi camino
y en los que quedó impresa mi huella.
Luego transfiguraste en las piedras
por las que, con dificultad,
atravesaron mis pies.
Aun cuando en el espacio que cubrías
no volvieron a nacer rosas,
mis manos nada hicieron
para complacer el anhelo de mis ojos.

Una mañana… para mi sorpresa,
ya no pude franquearte…
me habías superado en estatura
impidiendo mi andar.
Convertida en toda una roca
quise moverte, pero ya era tarde.
Mi llanto… ni humedeció la tierra
ni erosionó tu superficie,
solo menguó mis bríos
y alimentó los musgos
que se extendían sobre tu entorno.

Sucumbieron mis fuerzas pero no la pasión.

Tallando tu cuerpo desterré lo superfluo
dando vida a mis sueños;
y ya ves, qué sublime escultura
nació de aquel atasco.
Me afamó tu presencia:
bien que afloraste estas dotes tan ocultas de artista,
y si te debo las lágrimas de ayer
¿por qué no? hoy también te debo esta sonrisa.


Martha Jacqueline
Del Poemario: "De Estirpes y Credos"