miércoles, 22 de junio de 2016

Visiones...



INVOCACIÓN

                                                         ¿Estás aunque nunca pueda?
                                                                                           Cirlot

A tu sombra
detrás de la ventana,
invoco cada noche.

Acaso esa luz dura,
que colige la espera
a toque de resguardo…
te conforma,
te conjura
como silueta de humo.

Me silencio
en esa visión antigua
artífice de un tiempo
que no es nuestro.

Pero el vano te enmarca
y yo te cuelgo, memoriosa,
en la única abertura posible,
de mi mundo.



DESTEMPLANZAS
                                                                       
                                                                         
No hay culpa
en la absurda herejía
de mirarte.
Ni en el puñado de sombras
que conjura
este anhelo (que inspiras)
y nada guarda para sí.
Solo por volver a verte
gravito eternamente tuya,
sobre una arquitectura de huesos
que se proclama eje,
de esta, mi existencia.

Copyright © 2008
Poemas publicados en la red social “La Nieve” bajo el seudónimo de Katherine Niet (Kat Niet)




EL QUE NO VA CONMIGO

Por equipaje… la hoja de ruta de una promesa sin tiempo, ungida de rostro prohibido, inabarcable. Vástago de lejanía, de horizonte a punto de caer en el entreacto de la tarde. El afuera se hunde en el pliegue de una mirada ilegible que borronea secretamente la distancia. Una expresión en fuga que se queda, cuando todo se va.

Y mientras tanto voy.

El viento acarrea mis pisadas, las oprime, las boceta de un trazo -en línea recta- va nielando el trayecto con olores que gritan y murmullos de hojas secas. Pero luego las tuerce, les socava la forma, y en la ruptura de sus bordes muda los términos.

Se suspende la palabra –vacilante- en un resuello hosco, de silencio.


El camino es una evocación, nada certeza.
Seguirá siendo raíl para el tránsito de lo indefinible
aunque no sea opción para mi viaje
y no decida ir, ni volver.

Al que no va conmigo
lo pronuncio en voz alta, lo repito;
lo filtro gota a gota por la estría de algo,
que no vuelve.
Me lo cargo en la prisa del tropiezo,
y al andar se hace músculo,
carne,
hueso.

Se detiene en el límite.
Tiembla en la intención hasta la falta.

El que no va conmigo
me lanza una mirada sin secreto.
Es inercia a mi ida… -ama la espera-
pero tampoco concibe mi repliegue,
ni mi tregua.

Su esperanza está hecha de pedacitos de recuerdos
de emergencias adormecidas,
y de préstamos de un futuro madrugador.

Él quiere conservarme
en el formol de la ausencia,
lejos del deterioro de cualquier muerte.
Soy el espíritu de su noche,
la posibilidad de un nuevo día,
el eterno guiño del comienzo.

Este viaje me gesta.
En él me nazco.
Sobrevivo a la pérdida.

Sin él sigo existiendo.
Pese a mi voluntad respiro,
Algo anterior a mí
lo considera sacrificable…
porque tenerlo es un lujo,
mi arte.

Pero el que no va conmigo
es el motivo de este viaje.
Eso lo hace vital,
transacción registrada de mi espíritu.
Abismo seductor que me obliga a mirar:
abajo, donde nace la  huella.

Voy.
El camino es tránsito de maniquíes
llenos de viento.


Martha Jacqueline